15/07/2018, 00:11
Kaido frunció el ceño y apretó los puños. Aunque sus ojos veían a otro lado, y no a la depredador que se ceñía sobre él como si se tratase del más dócil de los antílopes. Quería decir algo mordaz, soltar una de las suyas pero sabía que no era el momento oportuno para. Sin embargo, se sinceró.
—¿¡Porque quién en su sano juicio cree semejante cosa, eh!? ¿le tomarías la palabra a cualquier genin que te viene a contar una parbulada de esas? ¿de no tratase de Katame, específicamente, lo putamente creerías?
Alzó la mirada y la enfrentó.
—No sé. Quizás yo también quería creer que era una tontería. Que había sido una puta casualidad el tener que enfrentarme a un tipo tan fuerte durante una misión aparentemente sencilla en la que no muero por los putos pelos.
»¿Quién es Katame, Hageshi-san? ¿Y Dragón Rojo? y... Joder, ¿estoy en un lío, cierto?
Sonrió, frustrado. Así era el tiburón.
—¿¡Porque quién en su sano juicio cree semejante cosa, eh!? ¿le tomarías la palabra a cualquier genin que te viene a contar una parbulada de esas? ¿de no tratase de Katame, específicamente, lo putamente creerías?
Alzó la mirada y la enfrentó.
—No sé. Quizás yo también quería creer que era una tontería. Que había sido una puta casualidad el tener que enfrentarme a un tipo tan fuerte durante una misión aparentemente sencilla en la que no muero por los putos pelos.
»¿Quién es Katame, Hageshi-san? ¿Y Dragón Rojo? y... Joder, ¿estoy en un lío, cierto?
Sonrió, frustrado. Así era el tiburón.