15/07/2018, 19:29
Hageshi resopló, molesta.
—Te dije que los ninjas no asumíamos, Kaido. Los ninjas constatamos —le respondió—. Hay cierto mural en Kasukami, la sede de su organización, lleno de grafitis. De vez en cuando, alguien escribe un nombre y un número. Un objetivo, Kaido, y la recompensa por su muerte. De los que tenemos constancia, todos los que asesinaron a un Cabeza Dragón y no se unieron a la banda aparecieron en ese mural. De equivocarme yo e ir a por ti, aparecerás en ese mural, y lo sabremos.
Con parsimonia, empezó a liarse otro cigarrillo. Se recostó hacia atrás y dio una calada, dejando que el humo saliese por sus fosas nasales. Kaido seguía preguntando.
—Había un hombre al que llamaban Cuatro. Una mole de dos metros obsesionado con los números. Sospechamos que murió a finales del año pasado. Al igual que Hayai, quien se consideraba a sí mismo como el hombre más rápido de Oonindo. Probablemente Katame sustituyó a uno de los dos. Luego, está Muñeca. Una niña de la que apenas sabemos nada. Ryū, posiblemente el más fuerte y temible de todos ellos. Dicen que se consideran iguales, pero me apuesto el pellejo a que ese hombre es quien tiene la última palabra. Otohime, una mujer de unos cuarenta años, y posiblemente la creadora del juinjutsu que llevan todos ellos. El resto… —otra calada—, meros fantasmas a los que todavía no pusimos rostro ni nombre.
—Te dije que los ninjas no asumíamos, Kaido. Los ninjas constatamos —le respondió—. Hay cierto mural en Kasukami, la sede de su organización, lleno de grafitis. De vez en cuando, alguien escribe un nombre y un número. Un objetivo, Kaido, y la recompensa por su muerte. De los que tenemos constancia, todos los que asesinaron a un Cabeza Dragón y no se unieron a la banda aparecieron en ese mural. De equivocarme yo e ir a por ti, aparecerás en ese mural, y lo sabremos.
Con parsimonia, empezó a liarse otro cigarrillo. Se recostó hacia atrás y dio una calada, dejando que el humo saliese por sus fosas nasales. Kaido seguía preguntando.
—Había un hombre al que llamaban Cuatro. Una mole de dos metros obsesionado con los números. Sospechamos que murió a finales del año pasado. Al igual que Hayai, quien se consideraba a sí mismo como el hombre más rápido de Oonindo. Probablemente Katame sustituyó a uno de los dos. Luego, está Muñeca. Una niña de la que apenas sabemos nada. Ryū, posiblemente el más fuerte y temible de todos ellos. Dicen que se consideran iguales, pero me apuesto el pellejo a que ese hombre es quien tiene la última palabra. Otohime, una mujer de unos cuarenta años, y posiblemente la creadora del juinjutsu que llevan todos ellos. El resto… —otra calada—, meros fantasmas a los que todavía no pusimos rostro ni nombre.