30/07/2018, 12:07
Los genin siguieron sus órdenes sin rechistar. Mientras su clon se alejaba por la otra rama de la bifurcación, él hacía lo propio acompañado de los otros dos subordinados, inconsciente por un momento de despiste que aquello era la pregunta de un examen, y que el simple hecho de haber tomado aquella serie de decisiones había constituido una respuesta.
Y la realidad quebró.
Daruu ahogó un grito y cayó al suelo, rodando por una sala completamente blanca a la que sus pobres pupilas tuvieron que acostumbrarse. Se rascó los párpados mientras se levantaba. En la sala encontró dos cosas: una silla que le transmitió tranquilidad, y una frase en la pared, escrita con una tinta roja que poco hacía para disimular que se parecía a sangre; esto último causaba el efecto contrario en Daruu.
Tragó saliva y se sentó en la silla, acomodándose, descansando los brazos en los apoyabrazos. «¿Y qué se supone que hago? ¿Contesto en voz alta?»
Eso hizo.
—En esas condiciones, me parecía arriesgado tomar un sólo camino. El objetivo podría escapar fácilmente. Por otro lado, si envío un Kage Bunshin junto a uno de los genin por uno, y resulta estar en ese camino...
»Bueno, tengo una técnica que permite a mis clones invocarme, y yo invocar a mis clones. También puedo marcar con sangre los árboles, y con mi técnica puedo plantarme allí en un pispás si al Kage Bunshin le pasa algo, ya sea porque ataque el objetivo en una emboscada o el genin sea un traidor y acabase atacando al clon.
»Si hay un traidor y ha sido conscientemente, en el otro grupo al menos tengo al otro genin para que me eche un cable o me avise, o le pare los pies. Y siempre puedo invocar a mi clon o ir a buscar al otro grupo si es necesario.
Daruu se encogió de hombros. Estaba hecho. Era lo que mejor podía ofrecer.
Y la realidad quebró.
Daruu ahogó un grito y cayó al suelo, rodando por una sala completamente blanca a la que sus pobres pupilas tuvieron que acostumbrarse. Se rascó los párpados mientras se levantaba. En la sala encontró dos cosas: una silla que le transmitió tranquilidad, y una frase en la pared, escrita con una tinta roja que poco hacía para disimular que se parecía a sangre; esto último causaba el efecto contrario en Daruu.
Tragó saliva y se sentó en la silla, acomodándose, descansando los brazos en los apoyabrazos. «¿Y qué se supone que hago? ¿Contesto en voz alta?»
Eso hizo.
—En esas condiciones, me parecía arriesgado tomar un sólo camino. El objetivo podría escapar fácilmente. Por otro lado, si envío un Kage Bunshin junto a uno de los genin por uno, y resulta estar en ese camino...
»Bueno, tengo una técnica que permite a mis clones invocarme, y yo invocar a mis clones. También puedo marcar con sangre los árboles, y con mi técnica puedo plantarme allí en un pispás si al Kage Bunshin le pasa algo, ya sea porque ataque el objetivo en una emboscada o el genin sea un traidor y acabase atacando al clon.
»Si hay un traidor y ha sido conscientemente, en el otro grupo al menos tengo al otro genin para que me eche un cable o me avise, o le pare los pies. Y siempre puedo invocar a mi clon o ir a buscar al otro grupo si es necesario.
Daruu se encogió de hombros. Estaba hecho. Era lo que mejor podía ofrecer.