7/08/2018, 01:15
El examinador se levantó de su cojín y se acercó a la ventana para abrirla mientras escuchaba al shinobi.
— No puedo decir que no me esperase la pregunta, pero... Bueno, nada que objetar, veras...
Pero antes de poder acabar de hablar, abrió la ventana para airear la estancia. En cuanto la abrió, una fuerte explosión tumbó toda la cristalera y el muro que la sostenía, enterrando en escombros al mismo examinador y dejando al shinobi aturdido tras caer hacia atrás violentamente.
Tras unos segundos, o unos minutos, el shinobi volvió en sí, apenas oía por el zumbido que le había dejado la explosión en las orejas, tenía varias rascadas superficiales y ante él la pared derrumbada encima de su examinador, al que ahora solo se le veía un brazo inerte. Detrás de él la puerta se abrió y una voz sonó a tal volumen que la pudo escuchar perfectamente.
—¡Aquí hay uno vivo! ¡Hey, chaval! ¡Tiene que salir de aquí ahora mismo! ¡Nos atacan!
Si se giraba vería al mismo manco que les había atendido en primer lugar. Era cierto que se escuchaba todo tipo de sonidos típicos de combates shinobi. Choque entre metales, el silbido de armas arrojadizas e incluso explosiones causadas por todo tipo de choque de ninjutsus. Y cada vez los oía más cerca. A un lado tenía al hombre, que parecía estar vigilando que nadie entrase por el pasillo, al otro, la pared derribada, que ahora dejaba ver uno de los patios interiores de la academia.
— No puedo decir que no me esperase la pregunta, pero... Bueno, nada que objetar, veras...
Pero antes de poder acabar de hablar, abrió la ventana para airear la estancia. En cuanto la abrió, una fuerte explosión tumbó toda la cristalera y el muro que la sostenía, enterrando en escombros al mismo examinador y dejando al shinobi aturdido tras caer hacia atrás violentamente.
Tras unos segundos, o unos minutos, el shinobi volvió en sí, apenas oía por el zumbido que le había dejado la explosión en las orejas, tenía varias rascadas superficiales y ante él la pared derrumbada encima de su examinador, al que ahora solo se le veía un brazo inerte. Detrás de él la puerta se abrió y una voz sonó a tal volumen que la pudo escuchar perfectamente.
—¡Aquí hay uno vivo! ¡Hey, chaval! ¡Tiene que salir de aquí ahora mismo! ¡Nos atacan!
Si se giraba vería al mismo manco que les había atendido en primer lugar. Era cierto que se escuchaba todo tipo de sonidos típicos de combates shinobi. Choque entre metales, el silbido de armas arrojadizas e incluso explosiones causadas por todo tipo de choque de ninjutsus. Y cada vez los oía más cerca. A un lado tenía al hombre, que parecía estar vigilando que nadie entrase por el pasillo, al otro, la pared derribada, que ahora dejaba ver uno de los patios interiores de la academia.
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