30/08/2018, 17:16
—P-pues... no le vi la cara, porque iba encapuchado. Es probable que me mintiese, pero pude ver por la placa d-dorada que era jounin. Él mismo se hacía llamar Y-Yamanaka Ketsu.
Aquello a Shanise comenzaba a hacerle aguas por todas partes, y eso que no estaba en Amegakure. Se llevó una mano a la cara y se la paseó por todas sus facciones, pensando en lo próximo que le iba a decir al muchacho. Al apartar su extremidad, se llevó ambas manos al pecho, donde las cruzó, y comenzó a caminar hacia la derecha de Daruu.
—Yamanaka Ketsu es un ninja de Uzushiogakure que está enamorado de Watasashi Aiko —comentó, como si no tuviese importancia—, y que te ha contado que alguien de Amegakure le contó lo sucedido el día que su amada quedó atrapada en el fondo del lago, pero, casualmente, no sabes cómo es y lo único que recuerdas es el nombre que él mismo te dijo...
Le dio la espalda, mirando por la única ventana de la que disponía en aquel despacho que le habían otorgado. Como echaba de menos su zona de trabajo habitual, con el sonido de la apacible lluvia siempre de fondo, los colores fríos rodeándola y atendiendo a lo que realmente le importaba.
—Y... Si fuese a Hanabi-sama ahora mismo, y le contase que una persona, un jounin —corrigió—, planea colarse en Amegakure, y le diese ese nombre, ¿qué ocurriría? —preguntó al aire— Quizá le haría llamar y todo este embrollo acabaría aquí, o... —Hizo una pausa, girándose— Que dijese que no existe ni un jounin con ese nombre entre las filas de Uzushiogakure.
Cambio el peso de una pierna a la otra, sin dejar de mirar al chico.
—No sé, Daruu-kun, vienes aquí a contarme algo que parece que te inquieta, a decirme que, a lo mejor, la decisión que Yui tomó sobre la vida de Watasashi Aiko no fue la correcta y a pedir justicia sobre el traidor de tu villa, pero no entiendo el porqué de todo esto —negó con la cabeza—. Si hubiera sido solo lo primero, hubiera entendido que, como amejin, tu deber es para con tu aldea, pero lo que me está pareciendo es que hay algo más que quieres.
»En fin, puedes irte —dijo, con tono cansado—, ahora, de aquí sales tras informar a tu superior, pero ten por seguro que, si en algún momento Yui te hace llamar por estos temas, puede que no salgas de su despacho tan pancho.
Aquello a Shanise comenzaba a hacerle aguas por todas partes, y eso que no estaba en Amegakure. Se llevó una mano a la cara y se la paseó por todas sus facciones, pensando en lo próximo que le iba a decir al muchacho. Al apartar su extremidad, se llevó ambas manos al pecho, donde las cruzó, y comenzó a caminar hacia la derecha de Daruu.
—Yamanaka Ketsu es un ninja de Uzushiogakure que está enamorado de Watasashi Aiko —comentó, como si no tuviese importancia—, y que te ha contado que alguien de Amegakure le contó lo sucedido el día que su amada quedó atrapada en el fondo del lago, pero, casualmente, no sabes cómo es y lo único que recuerdas es el nombre que él mismo te dijo...
Le dio la espalda, mirando por la única ventana de la que disponía en aquel despacho que le habían otorgado. Como echaba de menos su zona de trabajo habitual, con el sonido de la apacible lluvia siempre de fondo, los colores fríos rodeándola y atendiendo a lo que realmente le importaba.
—Y... Si fuese a Hanabi-sama ahora mismo, y le contase que una persona, un jounin —corrigió—, planea colarse en Amegakure, y le diese ese nombre, ¿qué ocurriría? —preguntó al aire— Quizá le haría llamar y todo este embrollo acabaría aquí, o... —Hizo una pausa, girándose— Que dijese que no existe ni un jounin con ese nombre entre las filas de Uzushiogakure.
Cambio el peso de una pierna a la otra, sin dejar de mirar al chico.
—No sé, Daruu-kun, vienes aquí a contarme algo que parece que te inquieta, a decirme que, a lo mejor, la decisión que Yui tomó sobre la vida de Watasashi Aiko no fue la correcta y a pedir justicia sobre el traidor de tu villa, pero no entiendo el porqué de todo esto —negó con la cabeza—. Si hubiera sido solo lo primero, hubiera entendido que, como amejin, tu deber es para con tu aldea, pero lo que me está pareciendo es que hay algo más que quieres.
»En fin, puedes irte —dijo, con tono cansado—, ahora, de aquí sales tras informar a tu superior, pero ten por seguro que, si en algún momento Yui te hace llamar por estos temas, puede que no salgas de su despacho tan pancho.
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