8/09/2018, 01:39
Como si no destacase por su cabellera, no fue a parar al lado de otra persona, si no justo a la vera de uno de los chicos con los que se había unido a la persecución a lo loco. Éste se giró hacia Etsu para cuando éste soltó el insulto a la nada. Sin mas, se presentó. Su nombre era Tsukiyama Daigo, y obviamente era de Kusagakure. En cierto modo, no habían tenido tiempo antes para presentaciones, ni mucho menos. Pero también era cierto que Etsu y Akane se habían separado del grupo para el regreso. No había querido saber nada del grupo, ni del co-lider de la aldea, y era porque tenía sus motivos...
Podía volver a hacerlo. Ignorar al chico éste que tenía a su vera, y reflexionar sobre todo eso que ahora mismo golpeaba de manera tan abrupta su cabeza. Pero no pudo hacerlo, la verdad. Si algo le habían enseñado en Kusa —su abuelo en realidad— eran modales. No se podía dejar ahí plantada a una persona que se presenta debidamente.
—Inuzuka Etsu. Éste es Inuzuka Akane. Encantado.
En realidad, había sido tosco y seco como el culín de una cerveza que lleva media tarde a pleno sol. Casi que desagradable, pero bueno... al menos lo intentaba, lo de no ser del todo desagradable. Hasta intentó sonreír, que ya era más de lo que había logrado Akane hasta el momento.
Modales. Malditos todos ellos.
Dejó caer de nuevo la mirada sobre el horizonte. Tomó un poco de aire, y volvió a soltarlo poco a poco, en un suspiro prolongado. Por un momento, desvió su mirada hacia Daigo, mirándolo de reojo, aunque no de mala manera —¿también andas buscando un poco de aire? esas paredes agobian, ¿verdad?
Podía hablar de mil y una cosas, quizás... hasta del tiempo. Pero seguramente hubiese sido un descaro, ¿no? aunque en realidad, no tenía don de palabras. No habría funcionado de igual manera.
Podía volver a hacerlo. Ignorar al chico éste que tenía a su vera, y reflexionar sobre todo eso que ahora mismo golpeaba de manera tan abrupta su cabeza. Pero no pudo hacerlo, la verdad. Si algo le habían enseñado en Kusa —su abuelo en realidad— eran modales. No se podía dejar ahí plantada a una persona que se presenta debidamente.
—Inuzuka Etsu. Éste es Inuzuka Akane. Encantado.
En realidad, había sido tosco y seco como el culín de una cerveza que lleva media tarde a pleno sol. Casi que desagradable, pero bueno... al menos lo intentaba, lo de no ser del todo desagradable. Hasta intentó sonreír, que ya era más de lo que había logrado Akane hasta el momento.
Modales. Malditos todos ellos.
Dejó caer de nuevo la mirada sobre el horizonte. Tomó un poco de aire, y volvió a soltarlo poco a poco, en un suspiro prolongado. Por un momento, desvió su mirada hacia Daigo, mirándolo de reojo, aunque no de mala manera —¿también andas buscando un poco de aire? esas paredes agobian, ¿verdad?
Podía hablar de mil y una cosas, quizás... hasta del tiempo. Pero seguramente hubiese sido un descaro, ¿no? aunque en realidad, no tenía don de palabras. No habría funcionado de igual manera.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~