9/09/2018, 16:09
Akame se mantuvo en silencio. El amejin probablemente no notaría que nada hubiese cambiado, pero lo cierto era que el Saimingan en el que le había introducido Akame acababa de terminar. Ahora ambos estaban en la realidad, donde llevaban un par de minutos mirándose fijamente, inmóviles, sin decir palabra.
«Buena suerte, Keisuke-san...»
El jōnin se dio la media vuelta y se alejó de allí caminando a paso rápido.
«Buena suerte, Keisuke-san...»
El jōnin se dio la media vuelta y se alejó de allí caminando a paso rápido.