10/09/2018, 01:43
El chico que tenía a su vera adoptó una posición similar a la suya, observando también el horizonte. Reflexionó un poco en lo dicho por el rastas, y terminó escupiendo que entre paredes no se piensa con igual claridad. Al menos no después de todo lo sucedido en esa demente villa. Sin pelos en la lengua, lanzó la pregunta. Preguntó al Inuzuka qué pensaba respecto a lo sucedido.
Siendo sincero, lo sucedido había sido bastante singular y hasta catastrófico, pero... le molestaba más su propio comportamiento. Lo sucedido casi había pasado a un segundo plano tras darse cuenta de que el verdadero problema era él, y posiblemente todos aquellos que como él, hubiesen sentido unas atroces ganas de combatir, bajo el mínimo motivo.
—La verdad, todo el caos que se formó... ni me enteré. Fui a por unos refrescos y unos aperitivos, y para cuando llegué, todo estaba patas arriba. La gente gritando de un lado a otro, civiles buscando auxilio, ninjas peleando contra otros ninjas... —todo había sido un mal trago —...creía que había estallado una guerra, sinceramente.
»Cuando os vi a todos enfrascados en una persecución, buscando alcanzar a Uchiha Datsue... ni lo pensé, me lancé a asestarle un puñetazo en plena jeta. El muy cabrón y yo tenemos cuentas pendientes. Pero... eso no es lo que me está agobiando...
Tomó aire, y volvió el gesto hacia Daigo.
—Quiero ser el shinobi mas fuerte de todos los tiempos. Quiero que mi apellido sea de nuevo reconocido, que reluzca entre los mejores clanes de Onindo. Cuando todo ésto estalló... tan solo me sentí contento. Contento por lo que creía era una guerra. Contento por poder combatir. Contento por poder herir a otros sin motivo...
»Ahora me veo... un monstruo... ¿cómo pude tener la poca vergüenza de emocionarme por eso?
Akane, que en todo momento había permanecido a su lado, comprendió un poco mejor la situación. No había querido insistir en el asunto, pero Daigo no era él, ni tampoco conocía tanto a Etsu como para saber que tan solo necesitaba tiempo.
Siendo sincero, lo sucedido había sido bastante singular y hasta catastrófico, pero... le molestaba más su propio comportamiento. Lo sucedido casi había pasado a un segundo plano tras darse cuenta de que el verdadero problema era él, y posiblemente todos aquellos que como él, hubiesen sentido unas atroces ganas de combatir, bajo el mínimo motivo.
—La verdad, todo el caos que se formó... ni me enteré. Fui a por unos refrescos y unos aperitivos, y para cuando llegué, todo estaba patas arriba. La gente gritando de un lado a otro, civiles buscando auxilio, ninjas peleando contra otros ninjas... —todo había sido un mal trago —...creía que había estallado una guerra, sinceramente.
»Cuando os vi a todos enfrascados en una persecución, buscando alcanzar a Uchiha Datsue... ni lo pensé, me lancé a asestarle un puñetazo en plena jeta. El muy cabrón y yo tenemos cuentas pendientes. Pero... eso no es lo que me está agobiando...
Tomó aire, y volvió el gesto hacia Daigo.
—Quiero ser el shinobi mas fuerte de todos los tiempos. Quiero que mi apellido sea de nuevo reconocido, que reluzca entre los mejores clanes de Onindo. Cuando todo ésto estalló... tan solo me sentí contento. Contento por lo que creía era una guerra. Contento por poder combatir. Contento por poder herir a otros sin motivo...
»Ahora me veo... un monstruo... ¿cómo pude tener la poca vergüenza de emocionarme por eso?
Akane, que en todo momento había permanecido a su lado, comprendió un poco mejor la situación. No había querido insistir en el asunto, pero Daigo no era él, ni tampoco conocía tanto a Etsu como para saber que tan solo necesitaba tiempo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~