16/09/2015, 21:46
Queriendo o sin quererlo, Toyo provocó en sus dos pupilos un sentimiento de compañerismo a la par que de emoción. Los dos gennins estaban ansiosos de medirse ante al que desde aquel día se había convertido en su sensei, en su guía en aquellos primeros pasos que todo gennin debía dar.
-Pues no nos entretengamos más, ¡Aprisa!- exclamó el musculoso shinobi para después echar a correr.
-¡Eso es! Juntos lograremos vencerle- contesté a mi compañera, halagado por sus elogios, los cuales supusieron una importante inyección de moral en mí. -¡Eh, espera! Vamos Eri-chan, no nos retrasemos más-
Tomé su antebrazo y empecé a correr para soltarlo unos metros más adelante, tan solo 2 o 3 zancadas, saliendo detrás del pelirrojo para hacer el último tramo del recorrido corriendo para no perder la pista del sensei.
Cruzamos varias calles y la gente con la que nos íbamos encontrado se iba apartando a nuestro paso. Algunos de ellos nos propinaron alguna que otra pequeña bronca, sobresaltados por ver aquel peculiar trio corriendo por la mitad de la calle. Finalmente, tras un breve tiempo, llegamos a los campos de entrenamiento y seguidos de Toyo entramos en el número 4. Aula número 4, campo de entrenamiento número 4. Empezaba a pensar que aquel hombre tenía algo con ese número. O quizás tan solo fuesen casualidades.
-Bien al fin llegamos, pero tengo una mala noticia chicos- explicó el de cabellos rojos una vez llegó al centro del lugar y se dio media vuelta para vernos las caras -No vais a luchar contra mí. ¡Os vencería en un abrir y cerrar de ojos! No, lo que vais a hacer es que peleéis vosotros dos, el uno contra el otro hasta que uno de los dos no pueda más y caiga al suelo-
El hombre esbozó una sonrisa y se puso las manos en los bolsillos de su chaleco.
-¿Q..Qué?-
Fue la única palabra q8ue fui capaz de articular. Como si le hubeiran quitado de la boca un caramelo a un niño, tenía sentimientos enfrentados. Era una mezcla de decepción, pues estaba ansioso de vérmelas con Toyo pero al mismo tiempo sabía que me costaría pegarme con una compañera como lo era Eri.
-N..No.. ¡No puedo hacerlo!-
-¿Ah no? ¿Y eso por qué? ¿No tendrás miedo de recibir una paliza de una chica, no?- replicó el pelirrojo.
-¡Claro que no! Pero es mi amiga..-
-Aja.. Ya veo.. Quizás me equivoqué escogiéndoos como mis pupilos- desvió la mirada hasta la pelizazul -¿Qué hay de ti, Eri? ¿También vas a negarte?-
Sacó las manos de su chaleco y se cruzó de brazos, aunque su sonrisa seguía estando dibujada en su rostro.
-Pues no nos entretengamos más, ¡Aprisa!- exclamó el musculoso shinobi para después echar a correr.
-¡Eso es! Juntos lograremos vencerle- contesté a mi compañera, halagado por sus elogios, los cuales supusieron una importante inyección de moral en mí. -¡Eh, espera! Vamos Eri-chan, no nos retrasemos más-
Tomé su antebrazo y empecé a correr para soltarlo unos metros más adelante, tan solo 2 o 3 zancadas, saliendo detrás del pelirrojo para hacer el último tramo del recorrido corriendo para no perder la pista del sensei.
Cruzamos varias calles y la gente con la que nos íbamos encontrado se iba apartando a nuestro paso. Algunos de ellos nos propinaron alguna que otra pequeña bronca, sobresaltados por ver aquel peculiar trio corriendo por la mitad de la calle. Finalmente, tras un breve tiempo, llegamos a los campos de entrenamiento y seguidos de Toyo entramos en el número 4. Aula número 4, campo de entrenamiento número 4. Empezaba a pensar que aquel hombre tenía algo con ese número. O quizás tan solo fuesen casualidades.
-Bien al fin llegamos, pero tengo una mala noticia chicos- explicó el de cabellos rojos una vez llegó al centro del lugar y se dio media vuelta para vernos las caras -No vais a luchar contra mí. ¡Os vencería en un abrir y cerrar de ojos! No, lo que vais a hacer es que peleéis vosotros dos, el uno contra el otro hasta que uno de los dos no pueda más y caiga al suelo-
El hombre esbozó una sonrisa y se puso las manos en los bolsillos de su chaleco.
-¿Q..Qué?-
Fue la única palabra q8ue fui capaz de articular. Como si le hubeiran quitado de la boca un caramelo a un niño, tenía sentimientos enfrentados. Era una mezcla de decepción, pues estaba ansioso de vérmelas con Toyo pero al mismo tiempo sabía que me costaría pegarme con una compañera como lo era Eri.
-N..No.. ¡No puedo hacerlo!-
-¿Ah no? ¿Y eso por qué? ¿No tendrás miedo de recibir una paliza de una chica, no?- replicó el pelirrojo.
-¡Claro que no! Pero es mi amiga..-
-Aja.. Ya veo.. Quizás me equivoqué escogiéndoos como mis pupilos- desvió la mirada hasta la pelizazul -¿Qué hay de ti, Eri? ¿También vas a negarte?-
Sacó las manos de su chaleco y se cruzó de brazos, aunque su sonrisa seguía estando dibujada en su rostro.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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