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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#44
-¿Tonterías?- pregunté sarcásticamente -Por supuesto que no son tonterías, que te atraviesen con una katana no es ninguna tontería-

*No, no es carácter, se llama personalidad* me dije para mis adentros.

Pero llegó un momento en el que la mujer se detuvo, el camino seguía hacia el norte pero aquella maldita vieja aún tenía ganas de estar en nuestra compañía. Indicó cual era el camino a seguir para llegar a su casa y solamente señaló un montón de vegetación. Era de suponer que detrás había su hogar y había que suponer que en ella estaba su familia y quién sabe si alguien más. Cada vez tenía más claro que se trataba de una emboscada pero no lograba atar cabos ¿Para que diantres querría hacernos daño? Solo éramos dos malditos críos sin apenas dinero, tan solo con un puñado de kunais, una katana y aquella herramienta endemoniada de Juro, su látigo.

-No se preocupe por mí, soy joven y sobreviviré. ¿Tú que dices, Juro? ¿Quieres ir a la casa o prefieres que sigamos?- pregunté.

*A fin de cuentas es su viaje*

Efectivamente. Yo tan solo el acompañé porque me agrado su proposición y en realidad no era un gran problema entretenernos más de la cuenta. Además, podría reposar un poco y las magulladuras cesarían aliviándome el dolor que aún tenía por todo el cuerpo. De paso descubriríamos lo que había detrás de aquel montón de plantas y arbustos. Y aquella sonrisa. Aquella sonrisa propia del mismísimo demonio. Estaba deseando que la vieja me diese una sola oportunidad para patearle ese trasero. Y su cabeza, hasta cansarme, junto con la de sus familiares.


-Haremos lo que digas- indiqué finalmente, mirando al gennin.
[Imagen: K1lxG4r.png]

[Imagen: dlinHLO.png]

Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa
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RE: El rastro de la Konoha perdida - por Sasagani Yota - 16/09/2015, 23:52


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