10/09/2018, 22:45
Habían pasado tres meses desde el incidente que rompió la mal llamada Paz de Shiona. Cuando los rumores corrieron, a Daruu le pareció una muestra más del egocentrismo uzujin. ¿Paz de Shiona? ¡Venga hombre! Entonces debían llamarle al día en el que se rompió El Error de Hanabi. Claro que, probablemente Hanabi no hubiera tenido nada que ver. No, todo aquel asunto se lo debían nada más ni nada menos que al mismo General Rata.
Tiempo más tarde, Daruu comprendió qué era lo verdaderamente importante en su vida. Y decidió prestarle más atención a partir de entonces. Se había esmerado mucho en dejar de darle tanto valor a los rencores que inevitablemente iban y venían. Fue mucho más fácil hacerlo cuando dejó de tener pesadillas sobre su encierro en el despacho de Hanabi y su no muerte. Ahora vestía su traje de chuunin con orgullo, y le sacaba brillo a menudo a su reluciente placa, que lo identificaba como tal.
No obstante, había algo en lo que llevaba pensando un tiempo. Algo que le reconcomía, que no dejaba de pincharle en la nuca como un molesto mosquito.
Estaba allí para traer paz a ese problema.
Abrió las puertas de la Torre de la Arashikage, y se inclinó con respeto frente a la recepción.
—Buenos días. Vengo a hablar de un asunto de importancia con Arashikage-sama. ¿Es un buen momento?
Tiempo más tarde, Daruu comprendió qué era lo verdaderamente importante en su vida. Y decidió prestarle más atención a partir de entonces. Se había esmerado mucho en dejar de darle tanto valor a los rencores que inevitablemente iban y venían. Fue mucho más fácil hacerlo cuando dejó de tener pesadillas sobre su encierro en el despacho de Hanabi y su no muerte. Ahora vestía su traje de chuunin con orgullo, y le sacaba brillo a menudo a su reluciente placa, que lo identificaba como tal.
No obstante, había algo en lo que llevaba pensando un tiempo. Algo que le reconcomía, que no dejaba de pincharle en la nuca como un molesto mosquito.
Estaba allí para traer paz a ese problema.
Abrió las puertas de la Torre de la Arashikage, y se inclinó con respeto frente a la recepción.
—Buenos días. Vengo a hablar de un asunto de importancia con Arashikage-sama. ¿Es un buen momento?