10/09/2018, 23:43
Daigo se sorprendió tanto del ladrido, aullido, o lo que coño fuese de Akane como Etsu. Éste no pudo evitar una risa tonta, y terminó por confesar que hasta le había parecido mono, porque casi parecía haberle llamado tonto. Etsu no rió, si no que quedó aún mas extrañado. El can ya llevaba un tiempo haciendo unos ladridos y aullidos de lo mas raro, y en ésta ocasión hasta había escuchado lo mismo que Daigo...
Se llevó la mano al mentón, y lo rascó dubitativo. No pudo evitar arquear una ceja en lo que observaba al enorme huskie. No sabía de demasiados Inuzuka, y al que mas conocía era a su abuelo. Pero el enorme can del abuelo no hablaba como una persona, ni la imitaba... simplemente ladraba y gruñía. Pero Akane... se veía bastante mas listo que ese otro can, ¿sería posible que imitase las voces como un loro?
—¿Puedes hablar o eres como un loro, tío?
Akane ladeó el rostro, cual can que intenta comprender lo que su dueño dice. Volvió a ladear el rostro hacia el lado contrario, y miró a Daigo. Casi parecía hacerse el interesante, a saber qué pasaba por su cabeza en ese instante.
—¿Tiiioooorl? —¿ladró?
Etsu no pudo evitar un leve respingo de sorpresa, jamás hubiese imaginado que el can era capaz casi de hablar. Aún le faltaba práctica, pero... ¿cómo?
—¡Hostia puta! —bramó el Inuzuka —¿cómo cojones...? ¿desde cuando...? ¿cómo coño....?
El chico fue incapaz de terminar una sola frase, estaba impactado. Realmente impactado.
—¡La madre que lo parió!
Miró a Daigo —éste perro me ha salido medio loro... ¿qué cojones...?
Como si Daigo supiese más que él sobre perros.
Se llevó la mano al mentón, y lo rascó dubitativo. No pudo evitar arquear una ceja en lo que observaba al enorme huskie. No sabía de demasiados Inuzuka, y al que mas conocía era a su abuelo. Pero el enorme can del abuelo no hablaba como una persona, ni la imitaba... simplemente ladraba y gruñía. Pero Akane... se veía bastante mas listo que ese otro can, ¿sería posible que imitase las voces como un loro?
—¿Puedes hablar o eres como un loro, tío?
Akane ladeó el rostro, cual can que intenta comprender lo que su dueño dice. Volvió a ladear el rostro hacia el lado contrario, y miró a Daigo. Casi parecía hacerse el interesante, a saber qué pasaba por su cabeza en ese instante.
—¿Tiiioooorl? —¿ladró?
Etsu no pudo evitar un leve respingo de sorpresa, jamás hubiese imaginado que el can era capaz casi de hablar. Aún le faltaba práctica, pero... ¿cómo?
—¡Hostia puta! —bramó el Inuzuka —¿cómo cojones...? ¿desde cuando...? ¿cómo coño....?
El chico fue incapaz de terminar una sola frase, estaba impactado. Realmente impactado.
—¡La madre que lo parió!
Miró a Daigo —éste perro me ha salido medio loro... ¿qué cojones...?
Como si Daigo supiese más que él sobre perros.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~