12/09/2018, 23:55
(Última modificación: 12/09/2018, 23:57 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Daigo se había levantado aquella mañana sintiéndose diferente. Quizá no my distinto a como se sentía ayer, o el día anterior, pero definitivamente algo había cambiado en él en el transcurso de estos meses.
«Tres meses han pasado ya...»
Sí, tres meses desde el incidente de los exámenes chuunin. Aquel día la paz de Shiona llegó a su fin y la tensión entre las aldeas no hizo más que aumentar, pero todo aquello también había dotado a Daigo de una ambición. Tenía que devolver un día a Ōnindo una paz incluso mayor de la que una vez disfrutó. Así nadie debería vivir preocupado, así nadie deberia pelear, así nadie debería sufrir.
Por eso aquella mañana el peliverde se dirigía a solicitar una misión. Si quería llegar algún día a ser lo suficientemente influyente para devolver la paz a Ōnindo tenía que empezar desde lo más bajo y tenía que hacerlo antes de que sucediera alguna locura.
Fue justo antes de que él mismo entrara al edifico del Morikage que se encontró con los hermanos Inuzuka dirigiéndose probablemente a pedir una misión.
Daigo se acercó a recepción pocos pasos detrás de los Inuzuka.
—Buenos días... veníamos a solicitar una misión para 2 genins
Daigo había pensado en quedarse detrás de Etsu y Akane para pedir su misión tras ellos, pero algo lo impulsó a dar un par de pasos al frente y colocarse junto a Etsu.
—Buenos días —saludó tanto a los hermanos como al encargado con una sonrisa amistosa—, ¿Qué tal si lo hacemos tres genin?
«Tres meses han pasado ya...»
Sí, tres meses desde el incidente de los exámenes chuunin. Aquel día la paz de Shiona llegó a su fin y la tensión entre las aldeas no hizo más que aumentar, pero todo aquello también había dotado a Daigo de una ambición. Tenía que devolver un día a Ōnindo una paz incluso mayor de la que una vez disfrutó. Así nadie debería vivir preocupado, así nadie deberia pelear, así nadie debería sufrir.
Por eso aquella mañana el peliverde se dirigía a solicitar una misión. Si quería llegar algún día a ser lo suficientemente influyente para devolver la paz a Ōnindo tenía que empezar desde lo más bajo y tenía que hacerlo antes de que sucediera alguna locura.
Fue justo antes de que él mismo entrara al edifico del Morikage que se encontró con los hermanos Inuzuka dirigiéndose probablemente a pedir una misión.
Daigo se acercó a recepción pocos pasos detrás de los Inuzuka.
—Buenos días... veníamos a solicitar una misión para 2 genins
Daigo había pensado en quedarse detrás de Etsu y Akane para pedir su misión tras ellos, pero algo lo impulsó a dar un par de pasos al frente y colocarse junto a Etsu.
—Buenos días —saludó tanto a los hermanos como al encargado con una sonrisa amistosa—, ¿Qué tal si lo hacemos tres genin?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.