14/09/2018, 00:16
Akane sin lugar a dudas era inteligente, casi mas inteligente que Etsu a decir verdad. Pero había superado sin medida al resto de perros comunes, imitar el lenguaje humano era complicado hasta para los loros y demás psitacidas. Aún no podía hacerlo en plena capacidad, casi se confundía con un mal ladrido... pero ya era un principio. Con su lenguaje habitual, informó que era capaz de hablar pero que aún no sabía hacerlo, así que tan solo podía hacer falsas frases, intentos de diálogo... como mucho podía hacer como una cacatúa.
Lo bueno es que al menos no tenía que cargarlo al hombro cual pirata. Hubiese sido una desdicha con un can de más de 30 kilos...
Entre tanto, Daigo aprovechó la situación para acortar las distancias para con Akane. Con calma pero decidido, se atrevió a intentar acariciar al can. Éste obviamente no se negó. No era de ir buscándolas, pero si una persona lo intentaba, no era de los que ladraban o mordían para impedirlo. Daigo pudo palpar el suave pelaje del animal, que aunque parecía asalvajado y para nada cuidado, realmente era justo todo lo contrario.
El peliverde preguntó qué había respondido, intrigado por la respuesta ante tantas dudas.
—Pues básicamente es como un loro... sabe imitar palabras, pero aún no sabe relacionarlas, y tampoco es que tenga mucha idea de cómo pronunciar... ya lo has visto.
» Pero bueno, la verdad es que no tenía ni idea sobre ésto. Tendré que preguntarle al abuelo.
Etsu tomó las confianzas para golpear a Daigo en el hombro; un puñetazo muy leve, simplemente que llamaba su atención.
—Por cierto, gracias por intentar animarme a pesar de que ni nos conocemos apenas. La gente debería ser más como tú...
«Algún día me gustaría hacer equipo con éste chico, me cae bien.»
Lo bueno es que al menos no tenía que cargarlo al hombro cual pirata. Hubiese sido una desdicha con un can de más de 30 kilos...
Entre tanto, Daigo aprovechó la situación para acortar las distancias para con Akane. Con calma pero decidido, se atrevió a intentar acariciar al can. Éste obviamente no se negó. No era de ir buscándolas, pero si una persona lo intentaba, no era de los que ladraban o mordían para impedirlo. Daigo pudo palpar el suave pelaje del animal, que aunque parecía asalvajado y para nada cuidado, realmente era justo todo lo contrario.
El peliverde preguntó qué había respondido, intrigado por la respuesta ante tantas dudas.
—Pues básicamente es como un loro... sabe imitar palabras, pero aún no sabe relacionarlas, y tampoco es que tenga mucha idea de cómo pronunciar... ya lo has visto.
» Pero bueno, la verdad es que no tenía ni idea sobre ésto. Tendré que preguntarle al abuelo.
Etsu tomó las confianzas para golpear a Daigo en el hombro; un puñetazo muy leve, simplemente que llamaba su atención.
—Por cierto, gracias por intentar animarme a pesar de que ni nos conocemos apenas. La gente debería ser más como tú...
«Algún día me gustaría hacer equipo con éste chico, me cae bien.»
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~