18/09/2015, 23:34
Era completamente inútil. Ya podía escalar tanto como quisiera. Aquellos bosques eran hechos de una naturaleza distinta de la habitual y uno no iba a ser capaz más allá de sus fronteras en forma de ramas, hojas y en aquel particular caso también de hongos. Hongos de todo tipo y colores, así como distintos aromas que calaban en la nariz. Y aquella humedad. Uno podía sentir que estaba bajo la mismísima lluvia, no podía dejar de sudar producto de aquellos repentinos sofocones y al ropa, poco a poco se iba empapando sin cesar. Podía llegar a resultar angustioso para alguien que no estuviese acostumbrado.
Pero alguien llamó mi atención. No era otro que un calvo, situado en el sendero que quedaba a mis pies, unos cuantos metros hacia abajo. empezó a gritar como si estuviese fuera de si, buscando respuestas y alguien que probablemente le orientase. Bajé la mirada, despreocupado y le observé clavando mi impasiva y fría mirada dorada en la ámbar de aquel joven.
*Vaya... ¿Qué hace un enfermo como él aquí solo?*
Fue lo primero que pensé al ver aquella cabeza rapada. Quizás una enfermedad hereditaria, quizás fue expuesto a algo. Sentí pena por aquel chaval, pero no me gustaba que me gritasen.
-No, no soy de por aquí. Y esto como habrás deducido es un bosque-
Salté y me dejé caer hasta la superficie, aplicando chakra sobre mis piernas y flexionando misa rodillas para amortiguar el golpe.
-Y deja de gritarme que te oigo igual que si hablas normal- le recomendé -¿A donde vas?-
Debía ir con cuidado. No le conocía de nada y mucho menos sus verdaderas intenciones. Y ahora acababa de descubrir su procedencia. Su cinturón le delataba. Venía del oeste, de las tierras de la tormenta, de la Aldea Oculta de la Lluvia. Jamás había conocido a nadie de allí. Aquella inesperada reunión cocinada por el destino iba a dar bastante de si.
Pero alguien llamó mi atención. No era otro que un calvo, situado en el sendero que quedaba a mis pies, unos cuantos metros hacia abajo. empezó a gritar como si estuviese fuera de si, buscando respuestas y alguien que probablemente le orientase. Bajé la mirada, despreocupado y le observé clavando mi impasiva y fría mirada dorada en la ámbar de aquel joven.
*Vaya... ¿Qué hace un enfermo como él aquí solo?*
Fue lo primero que pensé al ver aquella cabeza rapada. Quizás una enfermedad hereditaria, quizás fue expuesto a algo. Sentí pena por aquel chaval, pero no me gustaba que me gritasen.
-No, no soy de por aquí. Y esto como habrás deducido es un bosque-
Salté y me dejé caer hasta la superficie, aplicando chakra sobre mis piernas y flexionando misa rodillas para amortiguar el golpe.
-Y deja de gritarme que te oigo igual que si hablas normal- le recomendé -¿A donde vas?-
Debía ir con cuidado. No le conocía de nada y mucho menos sus verdaderas intenciones. Y ahora acababa de descubrir su procedencia. Su cinturón le delataba. Venía del oeste, de las tierras de la tormenta, de la Aldea Oculta de la Lluvia. Jamás había conocido a nadie de allí. Aquella inesperada reunión cocinada por el destino iba a dar bastante de si.
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