19/09/2018, 21:34
(Última modificación: 10/10/2018, 20:09 por Hanamura Kazuma. Editado 2 veces en total.)
El día en el que pediría su primera misión, dicho por otros labios aquellos sonaba mucho más trascendental de lo que realmente era. Sin embargo, se permitía el hervor de cierto grado de emoción, completamente disimulada (pero no extinguida) por la serenidad de su rostro.
El Edificio del Morikage se le antojaba conservador, idéntico en estructura a la academia; solo que tenía varios pisos de altura y que estaba muy bien cuidado. Aquel era el centro neurálgico de la aldea, donde los ninjas debían de solicitar sus misiones; en aquel sentido, también era el corazón latiente que permitía que la villa siguiese funcionando.
No estaba seguro de como pedir una misión, supuso que sería de la forma más sencilla: llegar y solicitar algún trabajo. Eran los últimos días de otoño, por lo que tendría que haber mucha gente, ocupada, preparándose para el invierno (lo que implicaba más trabajo). Aunque… Si pedían algún papeleo, no estaba seguro de que tipo de información tendría que proporcionar.
—Seguramente habrá alguien a quien preguntar, si es que no entiendo algo —se dijo, con optimismo.
Llego un poco después del comienzo del segundo turno, tratando de parecer relajado; pero fallando, mirando a todas partes con una curiosidad y una desacostumbre que delataban su condición de primerizo (aunque se le veía relajado, como alguien que iba más a curiosear que a trabajar). Pensó en que no estaba seguro de a quién debía hablarle, había gente yendo y viniendo de un lado para otro.
—Esto… Buenas… —dijo dudoso, mientras daba un golpecito en una campanilla sobre la barra de la recepción.
El Edificio del Morikage se le antojaba conservador, idéntico en estructura a la academia; solo que tenía varios pisos de altura y que estaba muy bien cuidado. Aquel era el centro neurálgico de la aldea, donde los ninjas debían de solicitar sus misiones; en aquel sentido, también era el corazón latiente que permitía que la villa siguiese funcionando.
No estaba seguro de como pedir una misión, supuso que sería de la forma más sencilla: llegar y solicitar algún trabajo. Eran los últimos días de otoño, por lo que tendría que haber mucha gente, ocupada, preparándose para el invierno (lo que implicaba más trabajo). Aunque… Si pedían algún papeleo, no estaba seguro de que tipo de información tendría que proporcionar.
—Seguramente habrá alguien a quien preguntar, si es que no entiendo algo —se dijo, con optimismo.
Llego un poco después del comienzo del segundo turno, tratando de parecer relajado; pero fallando, mirando a todas partes con una curiosidad y una desacostumbre que delataban su condición de primerizo (aunque se le veía relajado, como alguien que iba más a curiosear que a trabajar). Pensó en que no estaba seguro de a quién debía hablarle, había gente yendo y viniendo de un lado para otro.
—Esto… Buenas… —dijo dudoso, mientras daba un golpecito en una campanilla sobre la barra de la recepción.