19/09/2018, 22:51
El toque de la campana pareció sobresaltar a una señora que yacía ocupada en un extremo. Era la oficinista, una mujer madura de aspecto amigable y con un cabello de un verde profundo, como el de un árbol que ha sido bañado por la lluvia. Con una sonrisa cálida se acercó al mostrador y atendió a Kazuma.
—¡Buenos días! ¡Buenos días! ¿En qué puedo ayudarte?
—Buenos días. Vengo a presentarme al trabajo —aseguro, con una sonrisa tenue… luego se dio cuenta de que se había escuchado como un jornalero—. Vine a buscar trabajo… Digo, estoy aquí para solicitar una misión.
¿Lo había dicho bien al fin? Si ¿Se había mostrado calmado? También ¿Se le notaba perdido? Seguramente.
—¡Buenos días! ¡Buenos días! ¿En qué puedo ayudarte?
—Buenos días. Vengo a presentarme al trabajo —aseguro, con una sonrisa tenue… luego se dio cuenta de que se había escuchado como un jornalero—. Vine a buscar trabajo… Digo, estoy aquí para solicitar una misión.
¿Lo había dicho bien al fin? Si ¿Se había mostrado calmado? También ¿Se le notaba perdido? Seguramente.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)