22/09/2018, 05:42
Hyuuga Kyoko, para la suerte de ambos, era la que se encontraba en el mostrador aquella mañana. Los ojos cálidos de la encargada, joven y risueña, se posaron sobre los dos novatos en cuanto se dirigieron a ella.
—Oh, chicos, pues parece que ha habido un error —comentó, mientras chequeaba las asignaciones del día. Pero ahí, en su legajo, no encontró nada debidamente asignado para aquel par de genin. Chasqueó la lengua y alzó la mirada hacia el Sarutobi—. pero no os preocupéis, tengo algunas tareas que pueden tomar, si lo desean. A ver, dadme un segundo...
Y rebuscó entre los papeles. No tardó ni medio minuto en encontrar la misión perfecta para ellos dos.
Aquí tenéis. Una misión rango D recién salida del horno.
—Oh, chicos, pues parece que ha habido un error —comentó, mientras chequeaba las asignaciones del día. Pero ahí, en su legajo, no encontró nada debidamente asignado para aquel par de genin. Chasqueó la lengua y alzó la mirada hacia el Sarutobi—. pero no os preocupéis, tengo algunas tareas que pueden tomar, si lo desean. A ver, dadme un segundo...
Y rebuscó entre los papeles. No tardó ni medio minuto en encontrar la misión perfecta para ellos dos.
Aquí tenéis. Una misión rango D recién salida del horno.