24/09/2018, 20:49
Cuando Etsu olisqueó la prenda, le olió a flor de cerezo recién cortada, a un olor dulce pero no empalagoso y, porque no decirlo, también a algo de sudor. No obstante, no localizó el olor en su rango olfativo.
La frenética persecución empezó entonces, con Etsu encabezando la marcha y su perro cerrándola. Cada minuto parados eran metros y metros perdidos. No podían permitirse el lujo de malgastar más.
—Disculpe, Shakkin-san —empezó Daigo—, ¿puede contarnos exactamente a qué nos enfrentamos?
—¿Eehh? —Shakkin torció la cabeza y casi se parte el cuello para localizar a Daigo. Entre el espoleo del caballo y la carrera de Etsu sin frenos, le habían sacado más de cinco metros en apenas unos segundos—. ¡Por Kenzou, chico, ¿no puedes correr más rápido?!
Eso podía llegar a ser un problema. Y un problema de los gordos.
La frenética persecución empezó entonces, con Etsu encabezando la marcha y su perro cerrándola. Cada minuto parados eran metros y metros perdidos. No podían permitirse el lujo de malgastar más.
—Disculpe, Shakkin-san —empezó Daigo—, ¿puede contarnos exactamente a qué nos enfrentamos?
—¿Eehh? —Shakkin torció la cabeza y casi se parte el cuello para localizar a Daigo. Entre el espoleo del caballo y la carrera de Etsu sin frenos, le habían sacado más de cinco metros en apenas unos segundos—. ¡Por Kenzou, chico, ¿no puedes correr más rápido?!
Eso podía llegar a ser un problema. Y un problema de los gordos.