8/10/2018, 01:09
“vamos, Geki-kun.” Soltó el líder del equipo, Geki asintió con la cabeza y siguió la marcha del ninja encarrilándose para salir del hermoso salón, el Senju observo por última vez al anciano desparramado en su silla, para volver a mirar al frente y emparejarse con Daigo en la caminata. Empujaron la puerta para salir, las maderas viejas aullaron en el movimiento hasta que volvieron a su posición de cerrado. Un corto monologo se produjo entre los shinobis, Daigo fijó la hora del encuentro para el comienzo de la misión en treinta minutos, en las puertas de la aldea, también iria en busca de provisiones antes de comenzar el viaje, eso a Geki le sonaba bien y aprovecharía para realizar la misma acción.
Cuando parecía que allí había terminado todo, el joven ya estaba listo para emprender la media vuelta cuando Daigo llamo su atención poniéndole la mano en el hombro “Cuento contigo para esforzarnos al máximo, Geki-kun, conseguiremos que se haga justicia” claro que si lo conseguirían, apostaría su vida que lo conseguirían, su rostro se llenó de confianza
-Claro que si Daigo-Kun, ¡el mal siempre paga! Exclamó con euforia, ¿Siempre pagaba? No se sabe, lo que si se sabía era que en ese momento los dos eran invencibles. Antes de irse Daigo estiro la mano y le alcanzó el pergamino a Geki, había alcanzado a verlo de reojo en la mesa del viejo, pero no había podido prestarle mucha atención por estar distraído por la musculatura monstruosa del veterano y el pelo verde de Daigo. El joven asintió, tomó el pergamino y lo metió entre sus ropajes.
-Está bien, nos veremos en la puerta y gracias Daigo. A continuación se dio media vuelta y empezó una caminata que se volvería en un metro un trote, que aunque no era el más veloz que podía alcanzar, no era tan lento como caminar y tenía un tiempo ajustado para armar la mochila que llevaría a la misión.
Cuando parecía que allí había terminado todo, el joven ya estaba listo para emprender la media vuelta cuando Daigo llamo su atención poniéndole la mano en el hombro “Cuento contigo para esforzarnos al máximo, Geki-kun, conseguiremos que se haga justicia” claro que si lo conseguirían, apostaría su vida que lo conseguirían, su rostro se llenó de confianza
-Claro que si Daigo-Kun, ¡el mal siempre paga! Exclamó con euforia, ¿Siempre pagaba? No se sabe, lo que si se sabía era que en ese momento los dos eran invencibles. Antes de irse Daigo estiro la mano y le alcanzó el pergamino a Geki, había alcanzado a verlo de reojo en la mesa del viejo, pero no había podido prestarle mucha atención por estar distraído por la musculatura monstruosa del veterano y el pelo verde de Daigo. El joven asintió, tomó el pergamino y lo metió entre sus ropajes.
-Está bien, nos veremos en la puerta y gracias Daigo. A continuación se dio media vuelta y empezó una caminata que se volvería en un metro un trote, que aunque no era el más veloz que podía alcanzar, no era tan lento como caminar y tenía un tiempo ajustado para armar la mochila que llevaría a la misión.