12/10/2018, 20:20
No recordaba en realidad si alguna vez había pasado, pero para su memoria esa era la primera vez que un jounin golpeó a su puerta con tarea en mano. Karamaru hacía tiempo que se dedicaba a observar la ciudad desde el ventanal de su pequeño departamento en lo alto de un edificio, y tenía la mente bastante despejada como para que no lo tomaran por sorpresa.
Abrió la puerta, mantuvo un corto y educado cruce de palabras y la cerró tras de sí esta vez con un pergamino de misión en su posesión. A pedido del mandato de la Arashikage tenía que cumplir con su servicio, quedaba claro que lo hacían recuperar el tiempo perdido en aquel viaje al este. Se sentó nuevamente frente al vidrio con la lluvia y de fondo y leyó detenidamente el contenido del papel.
«¿Líder? Eso significa que tal vez... los chuunin…» una nostálgica ilusión corrió por su cabeza que pronto negó.
El tiempo de las ilusiones era otro, ya no podía esperanzarse como niño sabiendo que a futuro iba a fallar. Soltó un suspiro, tomó su mochila y en ella guardo el encargo. Si le tocaba ser el superior tendría que estar en las puertas de la aldea antes que nadie y por eso marchó lo antes posible.
Para el monje esto ya no era un desafío para prepararse para los chuunin como otrora pudiera ser, ahora solo era una misión del día a día que tendría que cumplir y que al final solo le serviría para ponerse a prueba a él mismo en una situación diferente; como líder de un grupo. El éxito o el fracaso en cuánto a su rendimiento ya era irrelevante.
Abrió la puerta, mantuvo un corto y educado cruce de palabras y la cerró tras de sí esta vez con un pergamino de misión en su posesión. A pedido del mandato de la Arashikage tenía que cumplir con su servicio, quedaba claro que lo hacían recuperar el tiempo perdido en aquel viaje al este. Se sentó nuevamente frente al vidrio con la lluvia y de fondo y leyó detenidamente el contenido del papel.
«¿Líder? Eso significa que tal vez... los chuunin…» una nostálgica ilusión corrió por su cabeza que pronto negó.
El tiempo de las ilusiones era otro, ya no podía esperanzarse como niño sabiendo que a futuro iba a fallar. Soltó un suspiro, tomó su mochila y en ella guardo el encargo. Si le tocaba ser el superior tendría que estar en las puertas de la aldea antes que nadie y por eso marchó lo antes posible.
Para el monje esto ya no era un desafío para prepararse para los chuunin como otrora pudiera ser, ahora solo era una misión del día a día que tendría que cumplir y que al final solo le serviría para ponerse a prueba a él mismo en una situación diferente; como líder de un grupo. El éxito o el fracaso en cuánto a su rendimiento ya era irrelevante.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘