13/10/2018, 20:52
Lo había logrado, era indiscutiblemente el ganador del encuentro? "¿Entonces por qué no estoy satisfecho?" Sentía un vacío en su pecho, cómo si la victoria estuviese incompleta. Era verdad que el duelo había sido reñido y divertido, pero el desenlace no era suficiente para llenar ese anhelo de gloria en su corazón. "Ese jutsu..." Era terrible admitirlo, pero el Yotsuki se había encandilado con aquella lustrosa técnica que Daigo había mostrado; simplemente, majestuoso.
—Tch— Chasqueó la lengua, frustrado consigo mismo. —Tú estuviste fantástico— Le elogio con solemnidad.
Un extraño sentimiento le invadía, uno que no recordaba haber experimentado en otras ocasiones. Se sentía cómo veneno, algo que carcomía sus deseos. "Esto... ¿Esto es a lo que le llaman envidia?" La última técnica ejecutada por el genin de Amegakure fue lo suficientemente precisa y directa para finalizar la pelea, pero no tenía nada de especial, pues era un movimiento que todo adepto del taijutsu debería dominar. Él necesitaba algo único, algo cool.
Daigo reconoció a su oponente, y el chico de orbes de oro no iba a deshonrar aquel acto. No sólo respondiendo con el gesto del agradecimiento, sino que también le tendió la mano al de cabellos esmeralda para ayudarlo a levantarse.
—Realmente, me has dado ansias por enfrentarme nuevamente a ti— Sonrío nuevamente, más no era una ególatra, sino una sobria y respetuosa. —Desearía qué la próxima vez, fuese yo el que tenga algo que mostrar. Haré una plegaria, para que nuestro próxima encuentro sea un duelo justo, y no en un campo de guerra—. Remató, seriando su rostro.
Pese a todo, Rōga estaba muy consciente de que las sombras del conflicto acechaban en aquella época turbulenta. Para él, sería trágico tener que verse obligado a luchar cómo un soldado en contra de un digno rival sólo por estar en bandos distintos.
—Tch— Chasqueó la lengua, frustrado consigo mismo. —Tú estuviste fantástico— Le elogio con solemnidad.
Un extraño sentimiento le invadía, uno que no recordaba haber experimentado en otras ocasiones. Se sentía cómo veneno, algo que carcomía sus deseos. "Esto... ¿Esto es a lo que le llaman envidia?" La última técnica ejecutada por el genin de Amegakure fue lo suficientemente precisa y directa para finalizar la pelea, pero no tenía nada de especial, pues era un movimiento que todo adepto del taijutsu debería dominar. Él necesitaba algo único, algo cool.
Daigo reconoció a su oponente, y el chico de orbes de oro no iba a deshonrar aquel acto. No sólo respondiendo con el gesto del agradecimiento, sino que también le tendió la mano al de cabellos esmeralda para ayudarlo a levantarse.
—Realmente, me has dado ansias por enfrentarme nuevamente a ti— Sonrío nuevamente, más no era una ególatra, sino una sobria y respetuosa. —Desearía qué la próxima vez, fuese yo el que tenga algo que mostrar. Haré una plegaria, para que nuestro próxima encuentro sea un duelo justo, y no en un campo de guerra—. Remató, seriando su rostro.
Pese a todo, Rōga estaba muy consciente de que las sombras del conflicto acechaban en aquella época turbulenta. Para él, sería trágico tener que verse obligado a luchar cómo un soldado en contra de un digno rival sólo por estar en bandos distintos.