24/10/2018, 17:29
(Última modificación: 24/10/2018, 17:29 por Amedama Daruu.)
—Bajemos abajo, a mi despacho. Te daré los detalles mientras disfrutamos de una buena taza de té. Nos lo merecemos después de todo este ejercicio, ¿eh? —rio Kenzou, y señaló con el brazo las escaleras que llevaban a su lugar de recibimiento de shinobi habitual.
Daigo y Kenzou estaban sentados el uno enfrente del otro, ambos con una buena taza de té negro recién hecho, todavía humeante.
—Verás, Daigo-kun. Hace unas horas recibí una carta de una tal Asociación de Cultivos del Arroz del Silencio. Ya sabes, de esos arrozales cercanos a la frontera con el País del Rayo —explicó Kenzou—. Por lo visto, hay un grupo de maleantes que se dedica a hacerse pasar por espantapájaros en los cultivos. Al principio, se dedicaban únicamente a asustar a los agricultores. Pero me aseguran que últimamente tras ahuyentarles se cuelan en sus casas y les roban todo tipo de herramientas. Nada con cierto valor de venta, pero ya sabes, con mucho valor para un trabajador. Azadas, rastrillos.
»Lo último es que a ellos y sus familias les están atracando a punta de cuchillo. Lo que empezó con unas gamberradas está escalando peligrosamente en violencia, no me quiero imaginar lo que acabará pasando...
Kenzou dio un sorbo a su taza de té.
»Necesito un shinobi valiente que viaje hasta allí, se ponga en contacto con ellos y averigüe dónde se esconden los truhanes. Cuando los encuentres, dales una buena tunda y diles que no vuelvan más o se las verán con la fuerza militar de Kusagakure no Sato. Y si necesitas acabar con ellos... lo haces.
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Daigo y Kenzou estaban sentados el uno enfrente del otro, ambos con una buena taza de té negro recién hecho, todavía humeante.
—Verás, Daigo-kun. Hace unas horas recibí una carta de una tal Asociación de Cultivos del Arroz del Silencio. Ya sabes, de esos arrozales cercanos a la frontera con el País del Rayo —explicó Kenzou—. Por lo visto, hay un grupo de maleantes que se dedica a hacerse pasar por espantapájaros en los cultivos. Al principio, se dedicaban únicamente a asustar a los agricultores. Pero me aseguran que últimamente tras ahuyentarles se cuelan en sus casas y les roban todo tipo de herramientas. Nada con cierto valor de venta, pero ya sabes, con mucho valor para un trabajador. Azadas, rastrillos.
»Lo último es que a ellos y sus familias les están atracando a punta de cuchillo. Lo que empezó con unas gamberradas está escalando peligrosamente en violencia, no me quiero imaginar lo que acabará pasando...
Kenzou dio un sorbo a su taza de té.
»Necesito un shinobi valiente que viaje hasta allí, se ponga en contacto con ellos y averigüe dónde se esconden los truhanes. Cuando los encuentres, dales una buena tunda y diles que no vuelvan más o se las verán con la fuerza militar de Kusagakure no Sato. Y si necesitas acabar con ellos... lo haces.