25/09/2015, 00:25
-No digas gilipolleces, Jurete. Es evidente que te tiene más confianza a ti después de los gritos que le di cuando lo del oso..
Joder, y encima me compraba con aquel maldito cadáver putrefacto. Pero no se lo tuve en cuenta pues seguramente aquella comparación era producto de los nervios de aquella extraña situación. Cuando salimos de Uzushiogakure me hubiese imaginado cualquier cosa menos la de estar en una sala de estar, con dos fiambres esperando a una mujer para hacerla entrar en razón de que aquellos dos cuerpos debían estar enterrados, o incinerados.
Tanto el uno como el otro tratábamos de hacer funcionar la maquinaria que teníamos reposando encima de los hombros, con al esperanza de dar con algo que pudiera servir para meterle en la maldita mollera a la vieja de que debía hacer lo correcto. Estaban muertos y debía aceptarlo, lo que no entendía era por qué nos estábamos tomando tantas molestias con aquella desconocida, ni siquiera sabíamos su nombre.
Hasta que Juro, empezó a moverse e hizo un comentario que me hizo despertar, abrir los ojos en un solo momento y verlo todo claro, o eso creía.
-Claro, eres un puto genio. Déjate de machetes y escucha. Esto es lo qué vamos a hacer. Ha pedido que nos sentemos, ¿Verdad? Pues nos vamos a sentar. Vamos a intentar una última cosa y sino usa el maldito cuchillo como último recurso. Vamos a preguntarle lo que pasó el día que entraron los bandidos, que nos expliqué qué sucedió, igual así comprende que los mataron y que no están vivos-
Debíamos intentarlo. Lo sugerido por Juro era algo demasiado precipitado. Lo que debíamos hacer era hacerla sentir a gusto con su visita. Joder, no debimos entrar en aquella maldita casa putrefacta, incluso las paredes estaban muertas.
-Hagamos que se sienta a gusto con nosotros, ganémonos su confianza- sugerí a medida que me sentaba en uno de las sillas vacías.
*Espero que esto funcione..*
Joder, y encima me compraba con aquel maldito cadáver putrefacto. Pero no se lo tuve en cuenta pues seguramente aquella comparación era producto de los nervios de aquella extraña situación. Cuando salimos de Uzushiogakure me hubiese imaginado cualquier cosa menos la de estar en una sala de estar, con dos fiambres esperando a una mujer para hacerla entrar en razón de que aquellos dos cuerpos debían estar enterrados, o incinerados.
Tanto el uno como el otro tratábamos de hacer funcionar la maquinaria que teníamos reposando encima de los hombros, con al esperanza de dar con algo que pudiera servir para meterle en la maldita mollera a la vieja de que debía hacer lo correcto. Estaban muertos y debía aceptarlo, lo que no entendía era por qué nos estábamos tomando tantas molestias con aquella desconocida, ni siquiera sabíamos su nombre.
Hasta que Juro, empezó a moverse e hizo un comentario que me hizo despertar, abrir los ojos en un solo momento y verlo todo claro, o eso creía.
-Claro, eres un puto genio. Déjate de machetes y escucha. Esto es lo qué vamos a hacer. Ha pedido que nos sentemos, ¿Verdad? Pues nos vamos a sentar. Vamos a intentar una última cosa y sino usa el maldito cuchillo como último recurso. Vamos a preguntarle lo que pasó el día que entraron los bandidos, que nos expliqué qué sucedió, igual así comprende que los mataron y que no están vivos-
Debíamos intentarlo. Lo sugerido por Juro era algo demasiado precipitado. Lo que debíamos hacer era hacerla sentir a gusto con su visita. Joder, no debimos entrar en aquella maldita casa putrefacta, incluso las paredes estaban muertas.
-Hagamos que se sienta a gusto con nosotros, ganémonos su confianza- sugerí a medida que me sentaba en uno de las sillas vacías.
*Espero que esto funcione..*
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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