26/10/2018, 06:06
Suspiró ya más relajada. Al parecer éste tipo era de los ninjas buenos. Ya no tenía por que temer. De momento él decía llamarse Uchiha Datsue. -El placer es mio. - Volvió a retomar su compostura. -Soy Akasha. - Prefería no mencionar su apellido por obvias razones. No quería que descubrieran sus técnicas por su apellido, aunque su clan había sido masacrado por allá en las Tierras Nevadas. ¿Acaso habrían más Nara en algún lugar del mundo ninja o ella era la única? Y de ser así, ¿cuántos ninjas realmente conocían de su habilidad?
»Sé cuando alguien me miente, Kenishi. Así que ni lo intentes. Además, odio a los mentirosos.
De momento la fémina pensaba que él tenía un sexto sentido, o quizás su experiencia como ninja le había ayudado a saber cuando alguien le mentía o no. Nada sabía de que era la habilidad del Sharingan lo que le ayudaba a conocer esos detalles.
-Y entonces ¿qué harás conmigo? - Preguntaba tirado en el suelo. -¿Encerrarme en la prisión? ¿Asesinarme? ¿Me calcinarás como calcinaste al Jefe? ¿Cuál será mi destino, jóven ninja? - Preguntaba resignado. Ya no había nada más por hacer.
Akasha le miró de reojo y prefirió dejarle el bandido a las autoridades, es decir, a Datsue. Quizás él tenía algo más en mente. -El líder dijo formar parte de los Bandits. Quizás hayan más como ellos haciéndo daño a personas inocentes. Podríamos interrogarlo y que nos diga donde está su guarida. No se, es solo una idea. - Por fin pudo acercarse a sus hermosas y preciosas pertenencias: Su mochila debajo del árbol, la tomó y la puso sobre su espalda.
-Yo prefiero comer algo antes que me desmaye. - Y diciéndo estas palabras, se acercó a un arbusto a sacar frutos. Los olió y observó para asegurarse de que no eran venenosos y empezó a comer. -.... - Y comió más, y siguió buscando por la vegetación de los alrededores a ver que más encontraba. Se le hizo la boca agua pensando en una jugosa carne.
»Sé cuando alguien me miente, Kenishi. Así que ni lo intentes. Además, odio a los mentirosos.
De momento la fémina pensaba que él tenía un sexto sentido, o quizás su experiencia como ninja le había ayudado a saber cuando alguien le mentía o no. Nada sabía de que era la habilidad del Sharingan lo que le ayudaba a conocer esos detalles.
-Y entonces ¿qué harás conmigo? - Preguntaba tirado en el suelo. -¿Encerrarme en la prisión? ¿Asesinarme? ¿Me calcinarás como calcinaste al Jefe? ¿Cuál será mi destino, jóven ninja? - Preguntaba resignado. Ya no había nada más por hacer.
Akasha le miró de reojo y prefirió dejarle el bandido a las autoridades, es decir, a Datsue. Quizás él tenía algo más en mente. -El líder dijo formar parte de los Bandits. Quizás hayan más como ellos haciéndo daño a personas inocentes. Podríamos interrogarlo y que nos diga donde está su guarida. No se, es solo una idea. - Por fin pudo acercarse a sus hermosas y preciosas pertenencias: Su mochila debajo del árbol, la tomó y la puso sobre su espalda.
-Yo prefiero comer algo antes que me desmaye. - Y diciéndo estas palabras, se acercó a un arbusto a sacar frutos. Los olió y observó para asegurarse de que no eran venenosos y empezó a comer. -.... - Y comió más, y siguió buscando por la vegetación de los alrededores a ver que más encontraba. Se le hizo la boca agua pensando en una jugosa carne.