26/10/2018, 21:48
Higeki seguía ensimismado en la meditación. Aquella era una práctica diaria para el desde que vivía bajo el cuidado de Ai y ya se había acostumbrado a realizarla. Dentro de su concentración sintió como otro de sus compañeros se sentaba cerca de él y parecía en silencio, cosa que agradeció, pues, debido aun a su inexperiencia en el arte de la meditación el joven no era capaz de hacerlo si había voces o ruidos molestos al rededor suyo.
El murmullo de las ruedas del carro sobre el camino sin duda alguna ayudaban al joven a focalizarse en su tarea. Ese rudo era constante y suave, como el de la lluvia cayendo sobre el techo de su transporte. Ai le había enseñado a editar usando el murmullo de la lluvia como foco para concentrarse y aquello era una gran ventaja debido a que el clima siempre era lluvioso, quizás por eso usaron ese sonido como foco para su entrenamiento.
La importancia de la meditación era que el joven llegase a acceder al propio mundo a través de su consciencia y fuese capaz de sentir y percibir todo lo que habitaba a su alrededor, no obstante, el joven aun estaba lejos de lograrlo pues a penas había comenzado su entrenamiento. Pero, a parte de este hecho, era seguro que ese día tampoco iba a meditar demasiado gracias a la pequeña Warakko.
Una voz aguda y dulce penetró en el oído del joven y le rompió la concentración, no obstante Higeki trato de mantenerse con los ojos cerrados y el rostro serio, pero la pregunta tan inocente de aquella niña provoco que en sus labios se dibujase una sonrisa debido a la ternura que esta transmitía.
El joven, al ver que uno de sus compañeros, Roga, contestaba la pregunta de la pequeña, abrió poco a poco los ojos y decidió atender a esta, pero no intervenir. No entendía la respuesta de su compañero, pero aun así imagino que se trataba de una broma, por lo que no le dio mayor importancia y simplemente observo a aquella curiosa pareja.
—Bueno, yo aun soy un aprendiz, por eso no tengo poderes increibles.—Dijo finalmente Higeki con bastante tranquilidad antes de observar a sus compañeros—Supongo que con ellos sucederá algo parecido, señorita.—Concluyo mientras mostraba una suave sonrisa, la cual era sin duda de cordialdad.
El murmullo de las ruedas del carro sobre el camino sin duda alguna ayudaban al joven a focalizarse en su tarea. Ese rudo era constante y suave, como el de la lluvia cayendo sobre el techo de su transporte. Ai le había enseñado a editar usando el murmullo de la lluvia como foco para concentrarse y aquello era una gran ventaja debido a que el clima siempre era lluvioso, quizás por eso usaron ese sonido como foco para su entrenamiento.
La importancia de la meditación era que el joven llegase a acceder al propio mundo a través de su consciencia y fuese capaz de sentir y percibir todo lo que habitaba a su alrededor, no obstante, el joven aun estaba lejos de lograrlo pues a penas había comenzado su entrenamiento. Pero, a parte de este hecho, era seguro que ese día tampoco iba a meditar demasiado gracias a la pequeña Warakko.
Una voz aguda y dulce penetró en el oído del joven y le rompió la concentración, no obstante Higeki trato de mantenerse con los ojos cerrados y el rostro serio, pero la pregunta tan inocente de aquella niña provoco que en sus labios se dibujase una sonrisa debido a la ternura que esta transmitía.
El joven, al ver que uno de sus compañeros, Roga, contestaba la pregunta de la pequeña, abrió poco a poco los ojos y decidió atender a esta, pero no intervenir. No entendía la respuesta de su compañero, pero aun así imagino que se trataba de una broma, por lo que no le dio mayor importancia y simplemente observo a aquella curiosa pareja.
—Bueno, yo aun soy un aprendiz, por eso no tengo poderes increibles.—Dijo finalmente Higeki con bastante tranquilidad antes de observar a sus compañeros—Supongo que con ellos sucederá algo parecido, señorita.—Concluyo mientras mostraba una suave sonrisa, la cual era sin duda de cordialdad.