30/10/2018, 23:02
Ambos shinobis llegaron al poblado cuando la luna era la reina del cielo. Pegado a la orilla del río, el pueblo estaba compuesto por al menos cuarenta casas, la mayoría de ellas de madera. La calle principal, ancha y empedrada, daba acceso a una posada nada más llegar. Era un edificio mucho más grande que el resto, de tres pisos, con enormes troncos de madera ejerciendo de vigas y un establo pegado a su derecha.
La luz bañaba la entrada a través de las ventanas, y el murmullo característico de gente hablando y riendo llegó hasta los oídos de los dos jóvenes ninjas. La entrada tenía forma de arco, con los bordes color turquesa y las puertas de una madera rojiza. En lo alto, gruesas letras talladas en madera formaban su nombre:
La luz bañaba la entrada a través de las ventanas, y el murmullo característico de gente hablando y riendo llegó hasta los oídos de los dos jóvenes ninjas. La entrada tenía forma de arco, con los bordes color turquesa y las puertas de una madera rojiza. En lo alto, gruesas letras talladas en madera formaban su nombre:
«El Grifo Dorado»