2/11/2018, 04:47
Notó como él no dejó que le tocara para ver si tenía fiebre, así que se quedó con la mano a medio camino en el aire, mirándolo con los labios entreabiertos, algo sorprendida pero respetando la decisión del ninja de no querer que le tocaran. En esos momentos se dió cuenta que estaba irrespetando su espacio personal, así que dejaría las cosas ahí. Que se cuidara él solo.
En los sacos había encontrado diferente tipo de objetos: Joyas, comida dinero, algunos trapos, vestimentas... Cada saco tenía quizás, una que otra cosa diferente, dependiendo de como estos se hubiesen dividido lo que les tocara o lo que encontraran, quien sabe. Esos bandidos se dedicaban a robarle a diferentes personas, y por eso andaban en grupo. De esta manera les era más fácil asaltarlos y cometer abuso de poder. El dinero de las bolsas era debido al robo de aldeanos o al intercambio de la venta de esclavos o algún otro bien material. Independientemente de como hubieran obtenido ventaja económica, allá estaba en los sacos, la prueba de sus fechorías.
La comida bien pudieron comprarla en pueblos cercanos para no levantar sospechas, o robarla de personas inocentes que iban bien preparadas, pero de que habían joyas, las había.
—No... - Él había rechazado la comida, así que al escuchar el "No", Akasha ni se esperó a escuchar el "Gracias" cuando ya tenía abierto el paquete de Sushi y tenía uno dentro de su boca, mordiendolo, nom nom. —Gracias. Oye… Esto… Bueno, ya que te salvé la vida y esas cosas… y estás tan hambrienta… —carraspeó—. Pues, vaya, yo creo que lo mejor sería que tú te quedases con toda la comida, y yo con las joyas y el dinero. Es lo más justo y lo más lógico, ¿no te parece? - Vale, hombre. Que iba por pleno bocado cuando lo escuchó decir su plan maquiavélico de tener todas las joyas y toda la comida. Que la fémina podía ser buena gente, pero tampoco era idiota. Se ahogó tan pronto escuchó esa propuesta absurda. ¿Él? ¿¡Quedarse con todo el dinero y joyas!? ¿¡Todo!?
-¿C-Cómo...? ¿Todo...? - Preguntó limpiándose las lágrimas después de reponerse de la tos. -Nos repartiremos la comida, las joyas y el dinero, que yo también soy una muerta de hambre y necesito comprar mi ropa negra y utensilios de arte. - Lo miró desafiante. -Además de pagar la renta... - Le dió un escalofrío leve. -Nononono. No te daré todo el dinero ni joyas. Es la mitad y lo estoy pensando. - Sonrisa forzada con un tic en el ojo. -Acepta, antes que te de el 40%.
En los sacos había encontrado diferente tipo de objetos: Joyas, comida dinero, algunos trapos, vestimentas... Cada saco tenía quizás, una que otra cosa diferente, dependiendo de como estos se hubiesen dividido lo que les tocara o lo que encontraran, quien sabe. Esos bandidos se dedicaban a robarle a diferentes personas, y por eso andaban en grupo. De esta manera les era más fácil asaltarlos y cometer abuso de poder. El dinero de las bolsas era debido al robo de aldeanos o al intercambio de la venta de esclavos o algún otro bien material. Independientemente de como hubieran obtenido ventaja económica, allá estaba en los sacos, la prueba de sus fechorías.
La comida bien pudieron comprarla en pueblos cercanos para no levantar sospechas, o robarla de personas inocentes que iban bien preparadas, pero de que habían joyas, las había.
—No... - Él había rechazado la comida, así que al escuchar el "No", Akasha ni se esperó a escuchar el "Gracias" cuando ya tenía abierto el paquete de Sushi y tenía uno dentro de su boca, mordiendolo, nom nom. —Gracias. Oye… Esto… Bueno, ya que te salvé la vida y esas cosas… y estás tan hambrienta… —carraspeó—. Pues, vaya, yo creo que lo mejor sería que tú te quedases con toda la comida, y yo con las joyas y el dinero. Es lo más justo y lo más lógico, ¿no te parece? - Vale, hombre. Que iba por pleno bocado cuando lo escuchó decir su plan maquiavélico de tener todas las joyas y toda la comida. Que la fémina podía ser buena gente, pero tampoco era idiota. Se ahogó tan pronto escuchó esa propuesta absurda. ¿Él? ¿¡Quedarse con todo el dinero y joyas!? ¿¡Todo!?
-¿C-Cómo...? ¿Todo...? - Preguntó limpiándose las lágrimas después de reponerse de la tos. -Nos repartiremos la comida, las joyas y el dinero, que yo también soy una muerta de hambre y necesito comprar mi ropa negra y utensilios de arte. - Lo miró desafiante. -Además de pagar la renta... - Le dió un escalofrío leve. -Nononono. No te daré todo el dinero ni joyas. Es la mitad y lo estoy pensando. - Sonrisa forzada con un tic en el ojo. -Acepta, antes que te de el 40%.