3/11/2018, 14:15
Vestida por completo con una túnica blanca del color de la nieve, encapuchada, una mujer pálida de cabellos y ojos negros, carmín también de tinieblas, y un extraño tatuaje bajo ambos ojos con tres círculos del mismo color, acariciaba con curiosidad la textura de la roca, quemada, negruzca, de lo que fue el interior del cuello de la estatua del Primer Arashikage.
—¿Qué fue lo que acabó con tu larga no vida, efigie antigua? —susurró, observando lo familiar de las marcas—. ¿Y por qué motivo? —Cogió un trocito de roca con sus guantes de cuero negro y la observó con curiosidad.
La lanzó hacia atrás y puso la suela de sus botas, también de cuero, encima de la estatua. Se aupó y caminó un poco sobre su superficie.
«Mmh...»
—¿Qué fue lo que acabó con tu larga no vida, efigie antigua? —susurró, observando lo familiar de las marcas—. ¿Y por qué motivo? —Cogió un trocito de roca con sus guantes de cuero negro y la observó con curiosidad.
La lanzó hacia atrás y puso la suela de sus botas, también de cuero, encima de la estatua. Se aupó y caminó un poco sobre su superficie.
«Mmh...»