4/11/2018, 19:31
—La he liberado de su prisión, Kokuō-sama —respondió, inclinando el cuerpo en una sonada reverencia que hizo que Kokuō frunciera el ceño—, a la que le sometieron mis camaradas humanos. Es nuestra única manera de compensarlo, señora. Aotsuki Ayame duerme en su interior, de la misma forma en la que usted yacía aprisionada —le explicó, confirmando las sospechas que había tenido al lanzar aquella mirada retrospectiva—. Ahora tiene usted el control. Es libre, Kokuō-sama.
Kokuō sonrió, y cuando ladeó la cabeza un mechón de cabello albo resbaló por su hombro.
—Debo estarte agradecida, entonces —dijo. Y entonces la sonrisa se desvaneció tal y como había aparecido y entrecerró los ojos, recelosa—. Pero, ¿por qué? ¿Por qué una humana iba a molestarse en hacer una cosa así, condenando a uno de los suyos a ese aprisionamiento?
Alzó un dedo incriminatorio, señalándola directamente, apuñalando sus ojos negros abismales con los suyos aguamarina. Y su voz adquirió un tono repentinamente amenazador y siniestro.
—¿Por qué haría algo así una humana que retiene en su interior a Kurama como yo estaba hasta hacía unos minutos? ¿Pretendes que me crea que ha sido un acto altruista? ¡Libérale a él también!
Kokuō sonrió, y cuando ladeó la cabeza un mechón de cabello albo resbaló por su hombro.
—Debo estarte agradecida, entonces —dijo. Y entonces la sonrisa se desvaneció tal y como había aparecido y entrecerró los ojos, recelosa—. Pero, ¿por qué? ¿Por qué una humana iba a molestarse en hacer una cosa así, condenando a uno de los suyos a ese aprisionamiento?
Alzó un dedo incriminatorio, señalándola directamente, apuñalando sus ojos negros abismales con los suyos aguamarina. Y su voz adquirió un tono repentinamente amenazador y siniestro.
—¿Por qué haría algo así una humana que retiene en su interior a Kurama como yo estaba hasta hacía unos minutos? ¿Pretendes que me crea que ha sido un acto altruista? ¡Libérale a él también!