4/11/2018, 20:43
Kurama rio guturalmente una vez más, tapándose el estómago con una mano y limpiándose las lágrimas de un ojo con la otra.
—¡Oh, si es que en el fondo disfruto con todo este suspense, Kokuō! —confesó—. Calma, responderé a todas tus preguntas, pero vamos a ir paso por paso. Puede ser algo complicado de digerir.
»Kuroyuki no es mi jinchuuriki. A ese ya lo domé hace mucho tiempo. Lo subyugué. Con mi Kyūjū Tensei. Una técnica que dominé tras años y años de meditación. Pobre diablo... Le hice creer que él mismo la inventó. ¿Te lo puedes creer? ¡La ejecutó el mismo! Y entonces... nos intercambiamos los papeles. Exactamente como en vuestro caso, sólo que la técnica original era un poco más poderosa y... lo aplasté. Lo trituré. Lo hice pedazos.
Kurama formó un puño cerrado con una mano y lo estampó contra la palma de la otra.
»No he olvidado lo que los humanos nos hicieron, pero tampoco las palabras de Rikudō-sennin. De Padre. ¿Recuerdas, hermana, recuerdas a Padre? Sus últimas palabras... "llegará el día que tengáis que unir fuerzas con compañeros humanos que prueben ser dignos para enfrentar un mal mayor".
»Eso es lo que he estado haciendo desde que conseguí ser libre. Kuroyuki es una de mis Ocho Generales. No son jinchuuriki, verás, ellos me han jurado lealtad. Han demostrado ser dignos, y han reconocido su lugar. Humanos. Eslabones de abajo. De modo que he unido mis fuerzas con ellos, tal y como nos dijo Padre. Con ellos comparto parte de mi chakra y de mi poder. Es... un acto de generosidad. —Sonrió—. Gracias a ese vínculo, puedo hablar a través de ella. Y podemos hablar.
»Respecto a esas reuniones, comprobarás que no puedes acceder al Vínculo Interior de los Nueve como antes. Es una de las... pequeñas limitaciones de un cuerpo humano. Claro que, las ventajas son mucho mayores.
—¡Oh, si es que en el fondo disfruto con todo este suspense, Kokuō! —confesó—. Calma, responderé a todas tus preguntas, pero vamos a ir paso por paso. Puede ser algo complicado de digerir.
»Kuroyuki no es mi jinchuuriki. A ese ya lo domé hace mucho tiempo. Lo subyugué. Con mi Kyūjū Tensei. Una técnica que dominé tras años y años de meditación. Pobre diablo... Le hice creer que él mismo la inventó. ¿Te lo puedes creer? ¡La ejecutó el mismo! Y entonces... nos intercambiamos los papeles. Exactamente como en vuestro caso, sólo que la técnica original era un poco más poderosa y... lo aplasté. Lo trituré. Lo hice pedazos.
Kurama formó un puño cerrado con una mano y lo estampó contra la palma de la otra.
»No he olvidado lo que los humanos nos hicieron, pero tampoco las palabras de Rikudō-sennin. De Padre. ¿Recuerdas, hermana, recuerdas a Padre? Sus últimas palabras... "llegará el día que tengáis que unir fuerzas con compañeros humanos que prueben ser dignos para enfrentar un mal mayor".
»Eso es lo que he estado haciendo desde que conseguí ser libre. Kuroyuki es una de mis Ocho Generales. No son jinchuuriki, verás, ellos me han jurado lealtad. Han demostrado ser dignos, y han reconocido su lugar. Humanos. Eslabones de abajo. De modo que he unido mis fuerzas con ellos, tal y como nos dijo Padre. Con ellos comparto parte de mi chakra y de mi poder. Es... un acto de generosidad. —Sonrió—. Gracias a ese vínculo, puedo hablar a través de ella. Y podemos hablar.
»Respecto a esas reuniones, comprobarás que no puedes acceder al Vínculo Interior de los Nueve como antes. Es una de las... pequeñas limitaciones de un cuerpo humano. Claro que, las ventajas son mucho mayores.