4/11/2018, 22:02
La mochila si era de ella: Ahí estaban sus pertenencias. Lo que no era de ella eran los sacos, esos eran de los bandidos. Pero el chico parecía que ahora si estaba poniéndo las cartas sobre la mesa. No más cuentos estúpidos. Ahora la señalaba a ella y juzgaba su posición como ninja. -Tsk... Lo dices como si fuera fácil. - Le miró algo molesta. -Hablas de mi como si con un par de misiones pudiera resolver mi vida. ¿Y tu qué? ¿En verdad vas a repartir esas joyas y dinero a los pobres? ¿Quieres que crea ese cuento así como si nada? ¿Qué me garantiza que no me estás metiendo el cuento para pasarte de listo y quedarte tu con todo, dejándome a mi como una imbécil en pleno bosque?- Y ahora se había puesto más directa. -Estaré agradecida contigo por salvarme, pero no caeré en esos juegos. Toma tu parte, yo tomo la mia, y cada cual hace con ella lo que quiera. Así de simple. ¿Qué hay de malo en eso? Tu harás de buen samaritano si lo deseas... - Dándole el sentido de la duda. -...pero yo haré con mi parte lo que yo quiera.
¿Cómo diablos sabía cuando mentía y cuando no? ¿Era psíquico? O quizás la mismísima experiencia como ninja o como persona, al igual que ella. Lo que no sabía era lo que la habilidad de sus ojos le permitía hacer. La fémina sostuvo en manos su parte de la bolsa de los bandidos y el dejó las de él allí.
¿Cómo diablos sabía cuando mentía y cuando no? ¿Era psíquico? O quizás la mismísima experiencia como ninja o como persona, al igual que ella. Lo que no sabía era lo que la habilidad de sus ojos le permitía hacer. La fémina sostuvo en manos su parte de la bolsa de los bandidos y el dejó las de él allí.