3/10/2015, 16:01
Juro estuvo a punto de protestar cuando Yota pareció creer que pensaba atacar a la vieja con el cuchillo.
"Es para que haga memoria, idiota..." - quiso contestar, pero no tuvo tiempo, ni ganas de que se cabrearse aún más con él.
Escuchó con atención lo que le decía. Su plan era lo contrario, en lugar de presionarla, la dejarían pensar que se encontraba segura, y le sacarían la información plácidamente. A Juro no le gustaba demasiado estar a su merced y sentarse, pero tuvo que asentir.
Se sentó lentamente, al lado de Yota. Los dos se encontraban justamente en frente de los cadáveres. Podían ver sus caras. El más adulto tenía una expresión de sufrimiento, el más joven, más bien de sorpresa. Juro no quiso interpretarlas, no quiso mirarlas, no quiso estar ahí. Pero tuvo que hacerlo.
- Espero que no dure mucho esto... - trató de contener las náuseas. El olor era apestoso, sobretodo estando al lado del causante. Se preguntó como la vieja podía aguantarlo.
Juro se sentó, miró a su compañero, a la puerta, a las paredes… Cualquiera es mejor que los cadáveres. Esperó, hasta que los inconfundibles pasos de la anciana se hicieron escuchar. Juro estaba nervioso. ¿Qué iba a hacer? Él no valía para intimidar al personal.
La anciana cargaba con una bandeja metálica, con muchos vasos. Cinco, en total, junto con un recipiente más grande, una tetera. No había que ser muy espabilado para darse cuenta de sus intenciones…
– Muy bien, he traído esto. Espero que estés más calmados - dijo secamente, mientras depositaba la bandeja en una pequeña mesa, entre medio de los cuarta, y cogía una silla para sentarse también – No es mucho, pero no tengo más.
Juro se atragantó, mientras vio como la vieja servía el té. Vertió de la misma tetera a los cinco vasos. Quizá no estuviese envenenado después de todo…
Se preguntó qué pasaría en cuanto viese que su marido y su hijo no bebían nada… Lo bloquearía, de alguna forma. Como tantas otras veces que le habrá pasado.
- Disculpe… Sentimos lo de antes – dijo Juro, tratando de ser convincentes – Me alegra que después de lo que pasó aquel día este… tan…bien.
Dejó de hablar en cuando dijo la palabra “bien”. No estaba sonando convincente, incluso estaba nervioso. Era mirar a los cadáveres y perder cualquier tipo de mascara que intentase ponerse. La anciana parecía percatarse de ello…
– Si, fue un día duro… - contestó, con el ceño fruncido – ¿Te pasa algo, chico?
Juro negó la cabeza, y articuló una sonrisa. Esperó que eso funcionase. Se maldijo por no haberle sacado nada. Quizá su compañero tuviese más suerte
"Es para que haga memoria, idiota..." - quiso contestar, pero no tuvo tiempo, ni ganas de que se cabrearse aún más con él.
Escuchó con atención lo que le decía. Su plan era lo contrario, en lugar de presionarla, la dejarían pensar que se encontraba segura, y le sacarían la información plácidamente. A Juro no le gustaba demasiado estar a su merced y sentarse, pero tuvo que asentir.
Se sentó lentamente, al lado de Yota. Los dos se encontraban justamente en frente de los cadáveres. Podían ver sus caras. El más adulto tenía una expresión de sufrimiento, el más joven, más bien de sorpresa. Juro no quiso interpretarlas, no quiso mirarlas, no quiso estar ahí. Pero tuvo que hacerlo.
- Espero que no dure mucho esto... - trató de contener las náuseas. El olor era apestoso, sobretodo estando al lado del causante. Se preguntó como la vieja podía aguantarlo.
Juro se sentó, miró a su compañero, a la puerta, a las paredes… Cualquiera es mejor que los cadáveres. Esperó, hasta que los inconfundibles pasos de la anciana se hicieron escuchar. Juro estaba nervioso. ¿Qué iba a hacer? Él no valía para intimidar al personal.
La anciana cargaba con una bandeja metálica, con muchos vasos. Cinco, en total, junto con un recipiente más grande, una tetera. No había que ser muy espabilado para darse cuenta de sus intenciones…
– Muy bien, he traído esto. Espero que estés más calmados - dijo secamente, mientras depositaba la bandeja en una pequeña mesa, entre medio de los cuarta, y cogía una silla para sentarse también – No es mucho, pero no tengo más.
Juro se atragantó, mientras vio como la vieja servía el té. Vertió de la misma tetera a los cinco vasos. Quizá no estuviese envenenado después de todo…
Se preguntó qué pasaría en cuanto viese que su marido y su hijo no bebían nada… Lo bloquearía, de alguna forma. Como tantas otras veces que le habrá pasado.
- Disculpe… Sentimos lo de antes – dijo Juro, tratando de ser convincentes – Me alegra que después de lo que pasó aquel día este… tan…bien.
Dejó de hablar en cuando dijo la palabra “bien”. No estaba sonando convincente, incluso estaba nervioso. Era mirar a los cadáveres y perder cualquier tipo de mascara que intentase ponerse. La anciana parecía percatarse de ello…
– Si, fue un día duro… - contestó, con el ceño fruncido – ¿Te pasa algo, chico?
Juro negó la cabeza, y articuló una sonrisa. Esperó que eso funcionase. Se maldijo por no haberle sacado nada. Quizá su compañero tuviese más suerte
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60