5/11/2018, 17:04
(Última modificación: 5/11/2018, 17:04 por Amedama Daruu.)
Un palo de madera le golpeó en la cabeza suavemente. Un simple toque.
—¡Ploc! —La voz de un niño le saludó de forma peculiar. Paddo, el encargado de las tardes de Tsuchiyoubi, no era más que un mocoso con un perro muy vago pegado en la cabeza. Pero aún así estaba en el puesto, con plena confianza del Morikage, por supuesto—. Si yo fuera un traidor a la aldea, ahora estarías muerto, Daigo-kun.
»El viejo está ahí arriba. Ha bajado varias veces a mear, yo creo que se aburre mucho.