22/11/2018, 23:55
Detrás del mostrador, Nara Shikako pegó un brinco ante la violenta llegada de Juro. La mujer, de pelo blanco como la nieve y marcadas arrugas en su rostro (pese a que no era tan vieja como la hacían aparentar), había estado revisando unos papeles que tenía sobre la mesa hasta ese momento. Sin embargo, ante la llegada del shinobi estuvo a punto de hacerlos caer al suelo.
—¡Oh, Juro-kun, chico, qué susto me has dado! —exclamó jadeante, mientras apilaba de nuevo las hojas en una torre perfecta—. ¿Qué me habías dicho? Creo que no te he oído bien...