25/11/2018, 17:33
Por fortuna, el Morikage parecía haberse dado cuenta de su presencia, y de su urgencia. Se acercó al banco fuera del tatami, y se vistió, haciendo que Juro pudiera sentirse un poco menos intimidado por él.
— Vamos a mi despacho. Allí podremos discutir de forma más cómoda. — El Kage le tocó el hombro, y después, caminó, saliendo de la azotea.
— Si, Morikage-sama.
Juro caminó hasta su despacho. Ahí, respondió con una sentimiento de cabeza cuando el Kage le ofreció tomar asiento, justamente en frente de él. La silla era bonita, pero tenía cosas mejores en las que pensar en ese momento. El Morikage sacó, además, dos tazas de ceramica de estampados florales, junto a una tetera humeante. Sirvió el té (aun burbujeante) y comenzó a beberlo.
El marionetista tocó un poco la taza, y comprobó lo caliente que estaba. Se lo pensó dos veces. No quería abrasarse la lengua ni quedar incapacitado.
Aunque bueno, si con eso se pudiera evitar el mal trago que había pasado, lo bebería con gusto.
¿Y bien, Juro-kun? ¿Qué eso tan horrible y tan peligroso que ha sucedido? —preguntó el Kage. Claramente se mostraba impaciente, Juro lo entendía.
— Me encantaría poder resumirlo en una frase o dos y poder ahorrarnos tiempo, Morikage-sama, pero no creo ser capaz. Tengo mucho que contar, y puede que no entienda todo si no lo hago bien — Juro suspiró. Su Kage no sabía nada de los bijuu, de Kurama, de la técnica de sellado. ¿Cómo podía resumirle eso? —. Así que si no le importa, empezaré por el principio, a riesgo de parecer lento.
» Hace unos días, realicé un viaje, en camino al Valle del Fin. No tenía ninguna intención más que personal. Es un lugar emblemático para los shinobi, estoy seguro de que ya lo sabe — explicó Juro, con un gesto de mano. No tenía importancia ahora —. No sé si es consciente , por cierto, pero la estatua de Sumizu Kouta ha sido decapitada, por alguna razón. No tiene que ver con el tema, pero me parecía que debía informarle.
— Vamos a mi despacho. Allí podremos discutir de forma más cómoda. — El Kage le tocó el hombro, y después, caminó, saliendo de la azotea.
— Si, Morikage-sama.
Juro caminó hasta su despacho. Ahí, respondió con una sentimiento de cabeza cuando el Kage le ofreció tomar asiento, justamente en frente de él. La silla era bonita, pero tenía cosas mejores en las que pensar en ese momento. El Morikage sacó, además, dos tazas de ceramica de estampados florales, junto a una tetera humeante. Sirvió el té (aun burbujeante) y comenzó a beberlo.
El marionetista tocó un poco la taza, y comprobó lo caliente que estaba. Se lo pensó dos veces. No quería abrasarse la lengua ni quedar incapacitado.
Aunque bueno, si con eso se pudiera evitar el mal trago que había pasado, lo bebería con gusto.
¿Y bien, Juro-kun? ¿Qué eso tan horrible y tan peligroso que ha sucedido? —preguntó el Kage. Claramente se mostraba impaciente, Juro lo entendía.
— Me encantaría poder resumirlo en una frase o dos y poder ahorrarnos tiempo, Morikage-sama, pero no creo ser capaz. Tengo mucho que contar, y puede que no entienda todo si no lo hago bien — Juro suspiró. Su Kage no sabía nada de los bijuu, de Kurama, de la técnica de sellado. ¿Cómo podía resumirle eso? —. Así que si no le importa, empezaré por el principio, a riesgo de parecer lento.
» Hace unos días, realicé un viaje, en camino al Valle del Fin. No tenía ninguna intención más que personal. Es un lugar emblemático para los shinobi, estoy seguro de que ya lo sabe — explicó Juro, con un gesto de mano. No tenía importancia ahora —. No sé si es consciente , por cierto, pero la estatua de Sumizu Kouta ha sido decapitada, por alguna razón. No tiene que ver con el tema, pero me parecía que debía informarle.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60