26/11/2018, 14:14
Desde la lejanía mantuve mi vista en ambas chicas, con la esperanza de que algo interesante pasara, a lo mejor no específicamente ahí, pero más adelante podría ser. Sin embargo, la shinobi de Amegakure se quedó totalmente paralizada, por así decirlo, mientras que la otra se marchaba, al parecer le habría dicho algo que le dejó en shock, porque esperé un par de segundos para saber sí le seguiría o similar, pero nada ocurrió.
«Es que no eres nada interesante...»
Desistí de la idea de seguir a la kunoichi y entonces enfoqué mi atención en la que se retiraba, tomé su dirección con naturalidad, no podría haber ido muy lejos, ¿no? Al llegar a la calle noté como estaba prácticamente abarrotada, seguramente de turistas e isleños, la gran mayoría de las personas tenían varias bolsas de compras, y se movía con libertad en ambas direcciones, el detalle estaba en que no lograba ver a aquella muchacha.
«Estoy segura de que cruzó por aquí» me dije mientras caminaba por la calle viendo a todos los lados, claro no sin reparar un poco en los productos que ofrecían en las tiendas aledañas, entre mis distracciones y la multitud de gente que iba y venía había perdido el rastro de la chica con el kimono blanco.
«Quien diría que podría conseguir algunas golosinas de las grandes ciudades por aquí» en mi mano reposaba una plástica con varios empaques adentros, mientras que en la otra tenía uno de los mismos libres, de color amarillo metalizado y con varias letras entre las que destacaban la palabras "palitos de chocolate", el afán de encontrar a la joven se me había quitado, había perdido su rastro y esa era la principal razón, ahora me encontraba admirando los diferentes barcos y botes que se encontraban en el mar, eran de todos los tamaños y colores, incluso algunos tenían una forma no tan convencional, o por lo menos a los que yo misma tenía en mente.
Seguí explorando el muelle mientras disfrutaba de aquellas galletas crujientes y alargas bañadas en chocolate, intentaba recordar la última vez que realicé un viaje en un barco, no lograba recordarlo, no obstante, mis padres relataban un cuento en el que fuimos a un lugar que ahora mismo no lograba recordar, debía poner más atención para la próxima vez. Me mantuve inmersa en mis pensamientos mientras intentaba dar con los detalles de aquella expedición, tanto fue así que no había percatado que la presencia de la chica que estaba siguiendo estaba a unos pocos metros de mi, encima de unas cajas de madera, como sí de un trofeo se tratase.
«Conque aquí estabas...»
Me acerqué mientras seguía metiendo mi mano en el empaque y masticando —. ¿Hay una buena vista desde allí?— pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca para luego mirar en dirección al mar, aunque mi visión se vería obstaculizada por los navíos más cercanos.
«Es que no eres nada interesante...»
Desistí de la idea de seguir a la kunoichi y entonces enfoqué mi atención en la que se retiraba, tomé su dirección con naturalidad, no podría haber ido muy lejos, ¿no? Al llegar a la calle noté como estaba prácticamente abarrotada, seguramente de turistas e isleños, la gran mayoría de las personas tenían varias bolsas de compras, y se movía con libertad en ambas direcciones, el detalle estaba en que no lograba ver a aquella muchacha.
«Estoy segura de que cruzó por aquí» me dije mientras caminaba por la calle viendo a todos los lados, claro no sin reparar un poco en los productos que ofrecían en las tiendas aledañas, entre mis distracciones y la multitud de gente que iba y venía había perdido el rastro de la chica con el kimono blanco.
«Quien diría que podría conseguir algunas golosinas de las grandes ciudades por aquí» en mi mano reposaba una plástica con varios empaques adentros, mientras que en la otra tenía uno de los mismos libres, de color amarillo metalizado y con varias letras entre las que destacaban la palabras "palitos de chocolate", el afán de encontrar a la joven se me había quitado, había perdido su rastro y esa era la principal razón, ahora me encontraba admirando los diferentes barcos y botes que se encontraban en el mar, eran de todos los tamaños y colores, incluso algunos tenían una forma no tan convencional, o por lo menos a los que yo misma tenía en mente.
Seguí explorando el muelle mientras disfrutaba de aquellas galletas crujientes y alargas bañadas en chocolate, intentaba recordar la última vez que realicé un viaje en un barco, no lograba recordarlo, no obstante, mis padres relataban un cuento en el que fuimos a un lugar que ahora mismo no lograba recordar, debía poner más atención para la próxima vez. Me mantuve inmersa en mis pensamientos mientras intentaba dar con los detalles de aquella expedición, tanto fue así que no había percatado que la presencia de la chica que estaba siguiendo estaba a unos pocos metros de mi, encima de unas cajas de madera, como sí de un trofeo se tratase.
«Conque aquí estabas...»
Me acerqué mientras seguía metiendo mi mano en el empaque y masticando —. ¿Hay una buena vista desde allí?— pregunté cuando estuve lo suficientemente cerca para luego mirar en dirección al mar, aunque mi visión se vería obstaculizada por los navíos más cercanos.
Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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