26/11/2018, 15:57
Higeki asintió con la cabeza antes de dejarse arrastrar por el contrario hacia el dormitorio. Le sorprendían las confianzas que se tomaba este chico con todo el mundo y aun mucho mas la que parecía tener en si mismo, de hecho, le provocaba hasta cierta envidia. A veces le recordaba un poco a aquella frase que le decía Ai: “tienes que confiar más en ti, eres muy valido, solo te falta creertelo”. Sin duda alguna Roga se lo creía y a juicio del Hyuga eso era algo bueno.
Al llegar al dormitorio después de ser llevado casi a rastras le dedicó una suave sonrisa a su compañero y colocó ambas manos detrás de su espalda, como esperando a que este le dijese algo. Él no sabía sobre qué hablar qué hablar, de hecho, a penas sabía empezar conversaciones con la gente.
Higeki, pese a todo, aún tenía aquella ilusión por enseñar a la niña sus habilidades de ninja, pues ella parecía muy interesada en ver los jutsus que sabían hacer. Sin duda algo de aquella inocencia infantil había tocado el corazón del pelinegro. Seguramente Roga tendria algun plan para enseñarle los justusus a la niña o improvisaria algo para hacerlo si él le contaba que le gustaría hacerlo pero le daba demasiada vergüenza. Eran ninjas y los ninjas no podían jugar con niños o hacer cosas del estilo y seguramente, con lo estricto que era el líder, si finalmente lo hacían supondría una mancha en el expediente de la misión.
Finalmente, tras un rato de silencio en el que Higeki se dedicó a pensar estas cosas simplemente se sentó en la cama y observó al contrario, dedicandole una suave sonrisa.
—¿Crees que si le pedimos salir a entrenar al líder se enfadara?— Preguntó finalmente con un tono de voz muy suave.—Es que hoy aun no he tenido tiempo de hacerlo y es bueno repasar las técnicas cada día.—
Al llegar al dormitorio después de ser llevado casi a rastras le dedicó una suave sonrisa a su compañero y colocó ambas manos detrás de su espalda, como esperando a que este le dijese algo. Él no sabía sobre qué hablar qué hablar, de hecho, a penas sabía empezar conversaciones con la gente.
Higeki, pese a todo, aún tenía aquella ilusión por enseñar a la niña sus habilidades de ninja, pues ella parecía muy interesada en ver los jutsus que sabían hacer. Sin duda algo de aquella inocencia infantil había tocado el corazón del pelinegro. Seguramente Roga tendria algun plan para enseñarle los justusus a la niña o improvisaria algo para hacerlo si él le contaba que le gustaría hacerlo pero le daba demasiada vergüenza. Eran ninjas y los ninjas no podían jugar con niños o hacer cosas del estilo y seguramente, con lo estricto que era el líder, si finalmente lo hacían supondría una mancha en el expediente de la misión.
Finalmente, tras un rato de silencio en el que Higeki se dedicó a pensar estas cosas simplemente se sentó en la cama y observó al contrario, dedicandole una suave sonrisa.
—¿Crees que si le pedimos salir a entrenar al líder se enfadara?— Preguntó finalmente con un tono de voz muy suave.—Es que hoy aun no he tenido tiempo de hacerlo y es bueno repasar las técnicas cada día.—