27/11/2018, 19:55
Para la suerte del estómago del Senju había podido pasar los controles del registro sin problema alguno, al fin podría comer. Tras unas breves indicaciones comenzó a caminar a hacia el comedor del edificio. El aroma iba tomando cada vez más fuerza, la saliva inundaba la boca de Geki que ya empezaba a imaginarse comer un bocado de ese delicioso aroma, se relamía por hacerlo. Estaba confiado y feliz que al fin iba a poder calmar su apetito, una pequeña mueca de sonrisa se dibujo en su cara, mientras fruncía un poco el ceño, desafiante como si hubiera ganado una batalla.
Al ir acercándose al lugar, no sólo el aroma a comida se intensificaba, sino el bullicio de las personas que iban colmando los asientos del comedor poco a poco, risas, golpes de cubiertos con platos y algún que otro arrastrón de sillas decoraban el ambiente musical del salón.
Al parecer el Kusajin estaba llegando tarde porque no encontraba dónde sentarse aunque la comida no estuviese servida. Caminó lento entre los pasillos que iban quedando entre las mesas, pero no consiguió divisar ninguna silla vacía y continuó esquivando a la gente estacionada en su hasta llegar a la barra.
- Tengo que felicitarlos esa comida huele exquisita.
Les dijo a los cocineros. Mientras posaba un brazo encima de la barra y su cuerpo descansaba sentado en un taburete de madera que correspondía a la misma. Luego con un movimiento suave tomó una jarra de agua con hielos que estaba sobre la barra y se sirvió un vaso, aunque el hambre se le había aplacado por un momento no quería tener el estomago del todo vacío.
Volvió a escurrir su mano por la superficie de madera de la barra hasta una panera que se encontraba cerca y sacó un trozo de pan.
- No po esperar a probaro.
Balbuceo con la boca llena mientras algunas migajas volaron. No se decidía si quería hablar o tragar el pedazo de pan que había llevado a la boca y estaba masticando.
Al ir acercándose al lugar, no sólo el aroma a comida se intensificaba, sino el bullicio de las personas que iban colmando los asientos del comedor poco a poco, risas, golpes de cubiertos con platos y algún que otro arrastrón de sillas decoraban el ambiente musical del salón.
Al parecer el Kusajin estaba llegando tarde porque no encontraba dónde sentarse aunque la comida no estuviese servida. Caminó lento entre los pasillos que iban quedando entre las mesas, pero no consiguió divisar ninguna silla vacía y continuó esquivando a la gente estacionada en su hasta llegar a la barra.
- Tengo que felicitarlos esa comida huele exquisita.
Les dijo a los cocineros. Mientras posaba un brazo encima de la barra y su cuerpo descansaba sentado en un taburete de madera que correspondía a la misma. Luego con un movimiento suave tomó una jarra de agua con hielos que estaba sobre la barra y se sirvió un vaso, aunque el hambre se le había aplacado por un momento no quería tener el estomago del todo vacío.
Volvió a escurrir su mano por la superficie de madera de la barra hasta una panera que se encontraba cerca y sacó un trozo de pan.
- No po esperar a probaro.
Balbuceo con la boca llena mientras algunas migajas volaron. No se decidía si quería hablar o tragar el pedazo de pan que había llevado a la boca y estaba masticando.