28/11/2018, 03:48
(Última modificación: 28/11/2018, 04:03 por King Roga. Editado 2 veces en total.)
El de cabellos tricolor observó a Higeki cuando este parecía querer decir algo, pero pro alguna razón se cohibía y se mantenía de pie sin hablar con actitud azareada, lo cuál no llevó a ningún lado y el silencio imperó en el dormitorio. "¿Qué significa esa postura? Parece una niñita enamorada." Simplemente ignoró la actitud rara de su compatriota y desempacó todas sus cosas, colocándolas en la parte de arriba de la litera sin siquiera consultar cuál de las dos prefería el pelinegro. Intentó recostarse y acomodarse, pero por mucho que se sentara y se revolviese, no conseguía sentirse a gusto por la tensión de los músculos.
Fue entonces que su compañero salió con la idea de pedir permiso para entrenar, la cuál aparentemente incluía entre sus planes al Yotsuki ya que habló en plural al hacerlo.
—¿Por qué iba a enojarse? ¡Ni que fuera algo malo!— Dio un brinco para bajarse de la cama. —Ya que saliste con la idea y me metiste en ella, pues te voy a acompañar— Se acercó y rodeó nuevamente a Higeki con el brazo. —Si tanto te preocupa vamos a avisar que saldremos y regresaremos cuando la cena esté lista— Le sonrío. —Siento bastante incomodidad en las articulaciones, me cae como anillo al dedo el poder estirarme un poco. Así luego de comer podré darme una ducha y dormir relajado— Soltó su agarre para luego caminar hasta la puerta, sacudiendo su mano de atrás hacia adelante para que su compañero le siguiese el paso. —¡Bajemoes ya, Hyūga! Lo peor que nos podría pasar es que diga que no, ¡ja, ja!
Abajo en la cocina, la mujer recogía del piso el trapo mientras escuchaba la presentación del líder de la misión.
—Ay mujer, no tienes que ser tan dramática— Dijo el señor de la casa. —Además el sé ofreció a ayudar con la cena, no tendrás que hacerlo sóla.
—¿De verdad Karamaru-san?, ¿no es demasiada molestia?— Apretó la tela con ambas manos.
—¿Qué vamos a cenar?— Interrumpió la niña que Uruku cargaba.
—¡Prepararé un caldo de arroz con verduras y pollo, una comida abundante y rica!
—No me gustan los vegetales...— Se aferró a Uruku y buscó esconder su rostro en su abrigo.
Mientras tanto, Rōga bajó por las escaleras, esperando también que el chico de las ojeras le hubiese seguido. Inmediatamente después se asomó levemente sin entrar a la cocina, hablando desde su posición.
—¡Hey! Higeki y yo estaremos afuera entrenando para hacer algo productivo en lo que esperamos, regresaremos luego—. Avisó.
Entre tanto, el cliente de la misión entraba por la puerta principal, colgando su saco en el perchero y caminando por la estancia. Probablemente terminaría cruzándose con el dúo de Amegakure cuando estos se dispusieran a salir.
Fue entonces que su compañero salió con la idea de pedir permiso para entrenar, la cuál aparentemente incluía entre sus planes al Yotsuki ya que habló en plural al hacerlo.
—¿Por qué iba a enojarse? ¡Ni que fuera algo malo!— Dio un brinco para bajarse de la cama. —Ya que saliste con la idea y me metiste en ella, pues te voy a acompañar— Se acercó y rodeó nuevamente a Higeki con el brazo. —Si tanto te preocupa vamos a avisar que saldremos y regresaremos cuando la cena esté lista— Le sonrío. —Siento bastante incomodidad en las articulaciones, me cae como anillo al dedo el poder estirarme un poco. Así luego de comer podré darme una ducha y dormir relajado— Soltó su agarre para luego caminar hasta la puerta, sacudiendo su mano de atrás hacia adelante para que su compañero le siguiese el paso. —¡Bajemoes ya, Hyūga! Lo peor que nos podría pasar es que diga que no, ¡ja, ja!
Abajo en la cocina, la mujer recogía del piso el trapo mientras escuchaba la presentación del líder de la misión.
—Ay mujer, no tienes que ser tan dramática— Dijo el señor de la casa. —Además el sé ofreció a ayudar con la cena, no tendrás que hacerlo sóla.
—¿De verdad Karamaru-san?, ¿no es demasiada molestia?— Apretó la tela con ambas manos.
—¿Qué vamos a cenar?— Interrumpió la niña que Uruku cargaba.
—¡Prepararé un caldo de arroz con verduras y pollo, una comida abundante y rica!
—No me gustan los vegetales...— Se aferró a Uruku y buscó esconder su rostro en su abrigo.
Mientras tanto, Rōga bajó por las escaleras, esperando también que el chico de las ojeras le hubiese seguido. Inmediatamente después se asomó levemente sin entrar a la cocina, hablando desde su posición.
—¡Hey! Higeki y yo estaremos afuera entrenando para hacer algo productivo en lo que esperamos, regresaremos luego—. Avisó.
Entre tanto, el cliente de la misión entraba por la puerta principal, colgando su saco en el perchero y caminando por la estancia. Probablemente terminaría cruzándose con el dúo de Amegakure cuando estos se dispusieran a salir.