1/12/2018, 20:27
El pelinegro rió suavemente al escuchar la contestación de su compañero. Roga parecía tan confiado y era tan activo que, si bien no le hacía ligeramente feliz a propio Higeki, al menos le transmitía mucha positividad. Bajó por las escaleras siguiendo al otro genin mientras llevaba las manos a su espalda, un gesto típico de un anciano.
一Puedo intentar arreglar lo que te duele...一Comentó el joven.
Ai le había enseñado algunos pequeños trucos que podían usarse para la relajación muscular, la mayoría de los cuales consistían en pequeñas inyecciones del propio chakra en el cuerpo de la otra persona. Higeki lo practicaba constantemente, aunque era una tecnica dificil y aun no era capaz de dominarla, pero si podía relajar un poco sus articulaciones.
El pálido siguió a Roga con calma, asomándose levante junto a él y dedicando una suave sonrisa a los presentes. Así hacía acto de presencia y además los demás miembros de la familia podrían reconocerle luego. Justo después ambos salieron afuera, cruzándose con Atsuki, al cual Higeki también sonrió. Sin duda los modales debían estar ante todo.
Nada más salir, Higeki caminó varios metros y se colocó cerca de donde había estacionado el carro que los dejó allí. Después sonrió de nuevo a Roga y comenzó a hacer estiramientos. No quería lesionarse durante el entrenamiento.
一Puedo intentar arreglar lo que te duele...一Comentó el joven.
Ai le había enseñado algunos pequeños trucos que podían usarse para la relajación muscular, la mayoría de los cuales consistían en pequeñas inyecciones del propio chakra en el cuerpo de la otra persona. Higeki lo practicaba constantemente, aunque era una tecnica dificil y aun no era capaz de dominarla, pero si podía relajar un poco sus articulaciones.
El pálido siguió a Roga con calma, asomándose levante junto a él y dedicando una suave sonrisa a los presentes. Así hacía acto de presencia y además los demás miembros de la familia podrían reconocerle luego. Justo después ambos salieron afuera, cruzándose con Atsuki, al cual Higeki también sonrió. Sin duda los modales debían estar ante todo.
Nada más salir, Higeki caminó varios metros y se colocó cerca de donde había estacionado el carro que los dejó allí. Después sonrió de nuevo a Roga y comenzó a hacer estiramientos. No quería lesionarse durante el entrenamiento.