7/12/2018, 22:33
(Última modificación: 8/12/2018, 00:13 por Eikyuu Juro. Editado 1 vez en total.)
Afortunadamente, su Kage resistió el impacto de sus palabras. Pareció entender lo que Juro decía, y aguantó el tipo. El marionetista se sintió aliviado en el fondo. Le había quitado un gran peso de encima, aunque sabía que lo acababa de poner en los hombros de su lider.
« Esa es la putada de ser el lider » — Aunque bueno, esto era metafórico. Sabía muy bien que como jinchuriki, su cabeza seguía en peligro, y como shinobi, su deber era proteger a la aldea y velar por sus intereses.
Sin embargo, las sorpresas iban a darse en las dos direcciones, y lo supo en cuanto el Morikage volvió a hablar.
—De hecho, ayer mismo vino uno de tus compañeros a hablar conmigo: el joven Daigo. Al parecer se encontró también con Aotsuki Ayame en el Valle del Fin, pero debió de ocurrir antes de vuestro encuentro porque no mencionó nada de que estuviera diferente ni de lo que me acabas de contar. Lo que sí me contó es que ambos se encontraron con una misteriosa mujer, pálida, de cabellos negros, con marcas bajo los ojos y capaz de manejar hielo negro como arma. El joven Daigo huyó del lugar después de que intentara atacarlos, pero dice que aún llegó a ver una explosión de luz negra en el último momento. Desconocemos qué ocurrió después, pero por lo que acabas de decir...
— Daigo... — murmuró, repentinamente preocupado. Se vio tentado de preguntar por su estado, pero se contuvo: si había llegado vivo al despacho del Morikage, es porque el general no le había hecho nada —. Dios mio. Esa es una información muy valiosa. No la olvidaré.
Ahora sabía al menos el aspecto de uno de los generales: una mujer pálida, de cabellos negros y marcas en los ojos. No es que fuera muy claro, pero era mejor que nada. Además, eso del hielo negro no tenía muy buena pinta.
« Son poderosos. Si han sido seleccionados por un bijuu, ya deben de ser fuertes de por sí, sin el poder del bijuu. Podrán causar estragos si se lo proponen » — El pensamiento no era muy agradable.
El Morikage interrumpió sus pensamientos cuando le preguntó por el bijuu.
— Si, sí, a eso iba, no me ha dejado terminar, Morikage-sama — murmuró Juro, con una mezcla de reproche y cansancio —. El bijuu no nos dijo esto por asustarnos, ni por ayudarnos, lo hizo para avisar a sus hermanos: al parecer, quería que estuvieran advertidos cuando... b-bueno, ya sabe. El bijuu parecía seguro de que esos generales suyos acabarían cazandonos en cuestión de tiempo.
»Pero también quería saber otra cosa más, que nos dejó de piedra. Al parecer, cuando Kurama le liberó, le preguntó si quería unirse a su ejército. El Bijuu quería saber si nuestros bijuus se unirían a Kurama — explicó, aunque sabía que era dificil —. Verá, Morikage-sama, hablar con el bijuu ha sido extraño. Porque... bueno, realmente no parecía una bestia. Al menos en apariencia, claro. Tenía modales, y nos trataba de usted, aunque se notaba que nos despreciaba. Y-yo, bueno, le pregunté si él se había unido, y la respuesta fue no. Al parecer, el Bijuu de Ayame no quiere peleas, sino vivir en paz. Se niega a colaborar con humanos, aunque sean generales.
Juro hizo otra pausa, y luego, cogió más aire.
— Datsue trató de engañar al Bijuu, diciendole que le ayudaría a esconderse. Era falso, claro está. Pero el Bijuu se dio cuenta: es una bestia muy lista. Entonces, alzó la mano, y partículas negras y blancas se empezaron a juntar. ¡Era como el rayo que soltó en el examen de chunin, Morikage-sama! Pero en lugar de con la boca, lo creó con sus manos, y diría que incluso a mayor velocidad. Podría haber desintregrado todo el bosque si hubiera querido, estoy seguro — explicó, alzando las manos —. No nos atacó, solo nos amenazó para que nos fueramos. No le conviene disparar un rayo laser: sería muy visible. Cuando estabamos a una distancia considerable, Datsue utilizó un clon para tratar de seguir su rastro, pero lo perdió.
» Lo único que sabemos es que se dirigía en dirección al País del Remolino, o el País del Rayo... probablemente. Es dificil saberlo — murmuró Juro —. Si lo que dice es cierto, quizá se esconda en alguna parte con el cuerpo de Ayame. Entonces será muy dificil encontrarla.
« Esa es la putada de ser el lider » — Aunque bueno, esto era metafórico. Sabía muy bien que como jinchuriki, su cabeza seguía en peligro, y como shinobi, su deber era proteger a la aldea y velar por sus intereses.
Sin embargo, las sorpresas iban a darse en las dos direcciones, y lo supo en cuanto el Morikage volvió a hablar.
—De hecho, ayer mismo vino uno de tus compañeros a hablar conmigo: el joven Daigo. Al parecer se encontró también con Aotsuki Ayame en el Valle del Fin, pero debió de ocurrir antes de vuestro encuentro porque no mencionó nada de que estuviera diferente ni de lo que me acabas de contar. Lo que sí me contó es que ambos se encontraron con una misteriosa mujer, pálida, de cabellos negros, con marcas bajo los ojos y capaz de manejar hielo negro como arma. El joven Daigo huyó del lugar después de que intentara atacarlos, pero dice que aún llegó a ver una explosión de luz negra en el último momento. Desconocemos qué ocurrió después, pero por lo que acabas de decir...
— Daigo... — murmuró, repentinamente preocupado. Se vio tentado de preguntar por su estado, pero se contuvo: si había llegado vivo al despacho del Morikage, es porque el general no le había hecho nada —. Dios mio. Esa es una información muy valiosa. No la olvidaré.
Ahora sabía al menos el aspecto de uno de los generales: una mujer pálida, de cabellos negros y marcas en los ojos. No es que fuera muy claro, pero era mejor que nada. Además, eso del hielo negro no tenía muy buena pinta.
« Son poderosos. Si han sido seleccionados por un bijuu, ya deben de ser fuertes de por sí, sin el poder del bijuu. Podrán causar estragos si se lo proponen » — El pensamiento no era muy agradable.
El Morikage interrumpió sus pensamientos cuando le preguntó por el bijuu.
— Si, sí, a eso iba, no me ha dejado terminar, Morikage-sama — murmuró Juro, con una mezcla de reproche y cansancio —. El bijuu no nos dijo esto por asustarnos, ni por ayudarnos, lo hizo para avisar a sus hermanos: al parecer, quería que estuvieran advertidos cuando... b-bueno, ya sabe. El bijuu parecía seguro de que esos generales suyos acabarían cazandonos en cuestión de tiempo.
»Pero también quería saber otra cosa más, que nos dejó de piedra. Al parecer, cuando Kurama le liberó, le preguntó si quería unirse a su ejército. El Bijuu quería saber si nuestros bijuus se unirían a Kurama — explicó, aunque sabía que era dificil —. Verá, Morikage-sama, hablar con el bijuu ha sido extraño. Porque... bueno, realmente no parecía una bestia. Al menos en apariencia, claro. Tenía modales, y nos trataba de usted, aunque se notaba que nos despreciaba. Y-yo, bueno, le pregunté si él se había unido, y la respuesta fue no. Al parecer, el Bijuu de Ayame no quiere peleas, sino vivir en paz. Se niega a colaborar con humanos, aunque sean generales.
Juro hizo otra pausa, y luego, cogió más aire.
— Datsue trató de engañar al Bijuu, diciendole que le ayudaría a esconderse. Era falso, claro está. Pero el Bijuu se dio cuenta: es una bestia muy lista. Entonces, alzó la mano, y partículas negras y blancas se empezaron a juntar. ¡Era como el rayo que soltó en el examen de chunin, Morikage-sama! Pero en lugar de con la boca, lo creó con sus manos, y diría que incluso a mayor velocidad. Podría haber desintregrado todo el bosque si hubiera querido, estoy seguro — explicó, alzando las manos —. No nos atacó, solo nos amenazó para que nos fueramos. No le conviene disparar un rayo laser: sería muy visible. Cuando estabamos a una distancia considerable, Datsue utilizó un clon para tratar de seguir su rastro, pero lo perdió.
» Lo único que sabemos es que se dirigía en dirección al País del Remolino, o el País del Rayo... probablemente. Es dificil saberlo — murmuró Juro —. Si lo que dice es cierto, quizá se esconda en alguna parte con el cuerpo de Ayame. Entonces será muy dificil encontrarla.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60