Eran las primeras horas de la mañana y el sol recién saludaba, ocultándose aún tímidamente en el horizonte, los pájaros cantaban alegres y un madrugador Yotsuki caminaba por un sendero bordeando un campo de cultivos.
—Sayonara wa iwazu ni yuku, shounen jidai no owari, kono michi no mukou wa nani ga aru no darou... Ñam, ñam— Iba cantando a la vez que masticaba un chicle y con paso relajado. Sostenía con la diestra uno de los tirantes de la mochila, mientras con la zurda sostenía un mapa, alternando la vista entre este y el paisaje para otear en busca de un camino.
Estaba regresando de su aventura en el País del Rayo y debía ahora seguir al suroeste para dirigirse al Paraje de Bambú y luego a las Tierras de la Llovizna en su trayecto de regreso. "Faltan un par semanas para la primavera. Me pregunto si Geki aún se acuerda de nuestro trato, que cómo no se asome el desgraciado me las va a pagar si me lo vuelvo a topar un día." No es cómo si pactar un encuentro entre dos genin de distinta aldea para buscar a un extraño mamífero superdesarrollado fuese buena idea, pero era más emocionante que encerrarse en casa leyendo libros. "Aún falta mucho cómo para andarme preocupando por ello." Se metió otro chicle a la boca, aumentando el tamaño de la masa rosa.
Había pasado la noche en uno de los tantos pueblitos de los Arrozales del Silencio, pero ante el desinterés por tal ambiemte campirano decidió partir de inmediato. El ambiente húmedo del Bosque de Hongos era en cambio mucho más exótico y llamativo, pero lastimosamente sabía no podría quedarse a apreciar el paisaje dado que tenía las provisiones contadas para su regreso.
"Qué raro, me he topado con más shinobi de Kusa en otros países que estando aquí." Río ante la ironía.
—Sayonara wa iwazu ni yuku, shounen jidai no owari, kono michi no mukou wa nani ga aru no darou... Ñam, ñam— Iba cantando a la vez que masticaba un chicle y con paso relajado. Sostenía con la diestra uno de los tirantes de la mochila, mientras con la zurda sostenía un mapa, alternando la vista entre este y el paisaje para otear en busca de un camino.
Estaba regresando de su aventura en el País del Rayo y debía ahora seguir al suroeste para dirigirse al Paraje de Bambú y luego a las Tierras de la Llovizna en su trayecto de regreso. "Faltan un par semanas para la primavera. Me pregunto si Geki aún se acuerda de nuestro trato, que cómo no se asome el desgraciado me las va a pagar si me lo vuelvo a topar un día." No es cómo si pactar un encuentro entre dos genin de distinta aldea para buscar a un extraño mamífero superdesarrollado fuese buena idea, pero era más emocionante que encerrarse en casa leyendo libros. "Aún falta mucho cómo para andarme preocupando por ello." Se metió otro chicle a la boca, aumentando el tamaño de la masa rosa.
Había pasado la noche en uno de los tantos pueblitos de los Arrozales del Silencio, pero ante el desinterés por tal ambiemte campirano decidió partir de inmediato. El ambiente húmedo del Bosque de Hongos era en cambio mucho más exótico y llamativo, pero lastimosamente sabía no podría quedarse a apreciar el paisaje dado que tenía las provisiones contadas para su regreso.
"Qué raro, me he topado con más shinobi de Kusa en otros países que estando aquí." Río ante la ironía.