11/01/2019, 03:09
Pobre la niña entonces si tenía que cumplir con las fantasías del padre pensó el calvo. Aunque bien no sabía con claridad la posibilidades a futuro del pueblo Fukui el panorama no se le pintaba nada bien. Pero era un tema aparte, lo más apremiante era poder comer algo rico y caliente que al día siguiente había trabajo que hacer.
«Al menos no soy el único al que se le patinó la pronunciación» pensó con una sonrisa divertida el monje al escuchar a la mujer pronunciar el apellido de Hirashi.
Tras asentir con la cabeza a la pregunta de la cocinera Karamaru tomó los platos y cubiertos y los llevó a la mesa del comedor donde esperaban Uruku y Hirashi, al parecer en silencio. Apoyó todo en una gran pila y comenzó a repartir lugar a lugar lo que había traído para que todos tuviesen con qué comer.
Tomó asiento en la mesa cuando vio a sus compañeros entrar tras ser llamados por la esposa de Uruku.
— Recuerden secarse— dijo seco pero amistoso al ver que entraban con algo de prisa— No queremos mojarle la casa a los huéspedes.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
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