12/01/2019, 16:46
Umikiba Kaido se mantuvo pétreo, con una leve sonrisa adornándole el rostro como marca registrada de la casa.
—King Rōga. Qué pretencioso creerte un rey en un mundo donde impera la tierra de nadie —comentó, idílico y jocoso—. ¿yo? yo soy Kaido. Umikiba Kaido, el Tiburón de Amegakure. O... bueno, lo era hasta hace un par de días, desde luego.
—¿Cuánto llevas fuera de la aldea? —preguntó, como si fuera su superior. Y es que a fin de cuentas lo era. Él era un chunin a toda regla, aunque uno sumido en una jodida misión de infiltración que pedía expresamente su "aparente" exilio. Por esa razón no portaba bandana. Por esa razón...
... King Rōga estaba en peligro.
—King Rōga. Qué pretencioso creerte un rey en un mundo donde impera la tierra de nadie —comentó, idílico y jocoso—. ¿yo? yo soy Kaido. Umikiba Kaido, el Tiburón de Amegakure. O... bueno, lo era hasta hace un par de días, desde luego.
—¿Cuánto llevas fuera de la aldea? —preguntó, como si fuera su superior. Y es que a fin de cuentas lo era. Él era un chunin a toda regla, aunque uno sumido en una jodida misión de infiltración que pedía expresamente su "aparente" exilio. Por esa razón no portaba bandana. Por esa razón...
... King Rōga estaba en peligro.