Geki mantenía la vista perdida mientras escuchaba palabra por palabra del discurso del alguacil. Al parecer no sabía mucho y con razón, por algo estaban ellos allí para desarmar ese embrollo. Le volvió la mirada a Rourah mientras que este le preguntaba su nombre. Es verdad, en ningún momento el muchacho se había presentado. Geki se sintió un poco tonto por no habérselo aclarado antes a un señor tan amable y que había abierto las puertas de su casa ellos.
—Lo lamento mucho señor —Respondió y se paró haciendo una pequeña reverencia —Mi nombre es Senju Geki, pero llámeme solo Geki.
Tras unos segundos erguido cortesmente, se aflojó y giró hacia la mesa tomando otro trozo de pan, dándole una mordida y volviendo a sostener la mirada con el alguacil. Se cruzó de brazos y cerró los ojos por un segundo.
—Bueno, no es mucha información que digamos —Se lamentó —¿Tú que opinas Daigo-Kun?
Preguntó a su compañero que lo había notado más pensativo y callado de lo normal.
—Lo lamento mucho señor —Respondió y se paró haciendo una pequeña reverencia —Mi nombre es Senju Geki, pero llámeme solo Geki.
Tras unos segundos erguido cortesmente, se aflojó y giró hacia la mesa tomando otro trozo de pan, dándole una mordida y volviendo a sostener la mirada con el alguacil. Se cruzó de brazos y cerró los ojos por un segundo.
—Bueno, no es mucha información que digamos —Se lamentó —¿Tú que opinas Daigo-Kun?
Preguntó a su compañero que lo había notado más pensativo y callado de lo normal.