20/01/2019, 22:39
Una nueva ración fue servida a cada uno, salvo por la pequeña Warakko, la cuál aparentemente ya estaba llena y se bajó de su silla con un brinco, dirigiéndose luego al lavabo.
—Olvídalo, tú solo come—. Le restó importancia sacudiendo la mano. Estaba muy apático desde que el momento en que llegaron a la granja. —Vas a necesitar fuerzas.
—Pues fuerzas ya tiene, digo yo— Desvió la mirada hacia los brazos del muchacho. —¿Nunca has trabajado en el campo chico? Porque con esos bíceps sé que podrías ser bueno labrando.
Higeki estaba en silencio, viendo su reflejo en la sopa con la calma de alguien que está acostumbrado a ser ignorado mientras elogian a alguien más enfrente de él. De pronto, empezó a toser de nuevo.
—¿Estas bien?— Pregunto preocupada la señora.
Alzó la mano para indicar que le esperasen y se levantó corriendo para ir al baño, pero en lugar de regresar al comedor luego de eso iría directamente a la habitación.
—Ya decía yo que se miraba algo enfermo antes de venir. Cómo siga así el clima de Fukui quizás le haga empeorar—. Negó con la cabeza. —Si hubiera gente joven no necesitaría recurrir a Amegakure para estas circunstancias.
—Oye, no puedes andar toda la vida amargado porque tu hijo se casara y se fuera a vivir a otro lugar.
—¿También planeas amargarme la cena?
—¡Warakkoooo!— Interrumpió el pleito de forma disonante. —¡Espérame un momento en el lavabo, ahorita llego!— Se levantó un poco nerviosa, pues no le gustaba entrometerse en las discusiones de los amigos.
—Olvídalo, tú solo come—. Le restó importancia sacudiendo la mano. Estaba muy apático desde que el momento en que llegaron a la granja. —Vas a necesitar fuerzas.
—Pues fuerzas ya tiene, digo yo— Desvió la mirada hacia los brazos del muchacho. —¿Nunca has trabajado en el campo chico? Porque con esos bíceps sé que podrías ser bueno labrando.
Higeki estaba en silencio, viendo su reflejo en la sopa con la calma de alguien que está acostumbrado a ser ignorado mientras elogian a alguien más enfrente de él. De pronto, empezó a toser de nuevo.
—¿Estas bien?— Pregunto preocupada la señora.
Alzó la mano para indicar que le esperasen y se levantó corriendo para ir al baño, pero en lugar de regresar al comedor luego de eso iría directamente a la habitación.
—Ya decía yo que se miraba algo enfermo antes de venir. Cómo siga así el clima de Fukui quizás le haga empeorar—. Negó con la cabeza. —Si hubiera gente joven no necesitaría recurrir a Amegakure para estas circunstancias.
—Oye, no puedes andar toda la vida amargado porque tu hijo se casara y se fuera a vivir a otro lugar.
—¿También planeas amargarme la cena?
—¡Warakkoooo!— Interrumpió el pleito de forma disonante. —¡Espérame un momento en el lavabo, ahorita llego!— Se levantó un poco nerviosa, pues no le gustaba entrometerse en las discusiones de los amigos.