22/01/2019, 01:11
Para cuando Etsu le había dirigido la palabra al peliverde, éste tenía la muñeca agarrada con su mano adversa, dolorido. El rastas bromeó con el hecho de la almohada en el muñeco, pero jamás se hubiese pensado que era para protegerse a sí mismo. Sin duda, ésto se le iba de las manos al chico. Estaba practicando según él una técnica tan peligrosa, que por su propio bien había tenido que recurrir a amortiguación sobre el pelele.
—Ostras... ¿en serio?
El chico continuó recortando las distancias, llegando a una distancia de no menos de tres metros. Tanto él como su can miraban curiosos al compañero de aldea, aunque quizás mas curioso Etsu que Akane. Como siempre, era el rastas el mayor curioso, más que un gato.
Miró al pelele, y tras ello volvió la mirada a Daigo. Se llevó la mano al mentón, pensativo. De nuevo tuvo que desviar la mirada al muñeco de práctica, y tras un brevisimo lapso de tiempo, volvió con la misma al otro genin. Aún no podía creerlo. Si la base de todo entrenamiento de resistencia o fuerza se basaba en golpear algo bien solido, como si fuese un caso real. ¿Qué sentido tenía protegerse del impacto? ¿acaso era una técnica que le causaba más dolor al ejecutor que al agredido? no tenía sentido alguno, al menos no lo parecía tener desde el punto de vista canino.
—Bueno, supongo... supongo que tendrás tus motivos para entrenar algo así. Pero siendo sincero, lo veo un poco absurdo... el día de mañana, si te enfrentas a alguien y requieres de esa técnica no golpearás en blando. No es buen asunto que sea peligrosa para ti, debería serlo para tu oponente. —dejó un breve silencio, en pos de que comprendiese su punto de vista —¿no crees?
La pregunta era absurda, pero también era cierto que no conocía aún ningún dato de la técnica que su compañero practicaba. Quizás tenía algún motivo oculto, o simplemente practicaba de esa manera porque aún la tenía muy poco estudiada. A saber cuál era el caso.
—Ostras... ¿en serio?
El chico continuó recortando las distancias, llegando a una distancia de no menos de tres metros. Tanto él como su can miraban curiosos al compañero de aldea, aunque quizás mas curioso Etsu que Akane. Como siempre, era el rastas el mayor curioso, más que un gato.
Miró al pelele, y tras ello volvió la mirada a Daigo. Se llevó la mano al mentón, pensativo. De nuevo tuvo que desviar la mirada al muñeco de práctica, y tras un brevisimo lapso de tiempo, volvió con la misma al otro genin. Aún no podía creerlo. Si la base de todo entrenamiento de resistencia o fuerza se basaba en golpear algo bien solido, como si fuese un caso real. ¿Qué sentido tenía protegerse del impacto? ¿acaso era una técnica que le causaba más dolor al ejecutor que al agredido? no tenía sentido alguno, al menos no lo parecía tener desde el punto de vista canino.
—Bueno, supongo... supongo que tendrás tus motivos para entrenar algo así. Pero siendo sincero, lo veo un poco absurdo... el día de mañana, si te enfrentas a alguien y requieres de esa técnica no golpearás en blando. No es buen asunto que sea peligrosa para ti, debería serlo para tu oponente. —dejó un breve silencio, en pos de que comprendiese su punto de vista —¿no crees?
La pregunta era absurda, pero también era cierto que no conocía aún ningún dato de la técnica que su compañero practicaba. Quizás tenía algún motivo oculto, o simplemente practicaba de esa manera porque aún la tenía muy poco estudiada. A saber cuál era el caso.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~