24/01/2019, 23:44
El Uzujin estaba de viaje, según él, con su tío. La chica se preguntó si la Aldea del Remolino estaría cerca de Kannabi o no.
”La última vez que me encontré con un extranjero fue a más de un continente de distancia de su Aldea. ¿Cuánto habrá caminado hasta aquí?” pensó la chica, curiosa.
Heki se notaba amistoso, aunque algo parlanchín. La chica se sintió cohibida ante su plática. Algo que le ayudó a controlarse fue que no hubiese nadie más en las cercanías, aunque quedó algo alerta, pues el tío del chico estaría, posiblemente, no muy lejos de allí. Heki sugirió acompañarla en su entrenamiento, lo que automáticamente transformó el rostro de Ranko en un tomate.
—Aaaah… eh… ahm… ah… —balbuceó, retrayendo las manos hacia el pecho, como si estuviese asustada o a la defensiva. ¿Por qué era tan natural para todos hablarle a un desconocido? Una mejor pregunta era ¿por qué era tan difícil para ella? Recordó su breve pero intenso combate con el lobo de Amegakure, y lo que había aprendido, y se dijo que una experiencia como la que era chocar puños contra otros shinobi no debería de evitarse —S-s-s… y-y-yo… C-c-cla… Sí. —Asintió lentamente, como si fuese una marioneta.
A pesar de su relativa fuerza, Ranko no era particularmente rápida, pues no había entrenado para ello, así que una carrera sería algo interesante. Tenía curiosidad, como siempre, sobre el poder y las habilidades de otros. Quería saber cómo otros ninja combatían, y qué podía aprender de ellos. Pero en ese momento Ranko se tornó rígida. Seguiría a Heki hasta donde la guiara, hasta los troncos, mas se le olvidaría por un momento que era ella quien estaba entrenando inicialmente.
”La última vez que me encontré con un extranjero fue a más de un continente de distancia de su Aldea. ¿Cuánto habrá caminado hasta aquí?” pensó la chica, curiosa.
Heki se notaba amistoso, aunque algo parlanchín. La chica se sintió cohibida ante su plática. Algo que le ayudó a controlarse fue que no hubiese nadie más en las cercanías, aunque quedó algo alerta, pues el tío del chico estaría, posiblemente, no muy lejos de allí. Heki sugirió acompañarla en su entrenamiento, lo que automáticamente transformó el rostro de Ranko en un tomate.
—Aaaah… eh… ahm… ah… —balbuceó, retrayendo las manos hacia el pecho, como si estuviese asustada o a la defensiva. ¿Por qué era tan natural para todos hablarle a un desconocido? Una mejor pregunta era ¿por qué era tan difícil para ella? Recordó su breve pero intenso combate con el lobo de Amegakure, y lo que había aprendido, y se dijo que una experiencia como la que era chocar puños contra otros shinobi no debería de evitarse —S-s-s… y-y-yo… C-c-cla… Sí. —Asintió lentamente, como si fuese una marioneta.
A pesar de su relativa fuerza, Ranko no era particularmente rápida, pues no había entrenado para ello, así que una carrera sería algo interesante. Tenía curiosidad, como siempre, sobre el poder y las habilidades de otros. Quería saber cómo otros ninja combatían, y qué podía aprender de ellos. Pero en ese momento Ranko se tornó rígida. Seguiría a Heki hasta donde la guiara, hasta los troncos, mas se le olvidaría por un momento que era ella quien estaba entrenando inicialmente.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)