4/02/2019, 20:57
Era una mañana lúgubre, como todas, vaya. Llovía a cántaros y no había señales de que fuera a detenerse nunca.
El Torreón de Pruebas era una inmensa torre de placas de acero, tan alta como cualquier otra allí en Amegakure. Su interior estaba plagado de campos de entrenamiento y uno de ellos en particular, el más grande de todos, hacía la de estadio para ocasiones especiales, torneos, y exámenes. Algún Señor Feudal, de hecho, habrá estado en su palco alguna vez. También tenía sendas gradas alrededor para los espectadores.
Era un espacio imponente. Amplio, sin ninguna disturbación en su terreno. Ideal para las prácticas que requirieran ninjutsu de gran escala y menesteres de ese tipo.
Daban las once y media de la mañana. Roga había llegado temprano.
El Torreón de Pruebas era una inmensa torre de placas de acero, tan alta como cualquier otra allí en Amegakure. Su interior estaba plagado de campos de entrenamiento y uno de ellos en particular, el más grande de todos, hacía la de estadio para ocasiones especiales, torneos, y exámenes. Algún Señor Feudal, de hecho, habrá estado en su palco alguna vez. También tenía sendas gradas alrededor para los espectadores.
Era un espacio imponente. Amplio, sin ninguna disturbación en su terreno. Ideal para las prácticas que requirieran ninjutsu de gran escala y menesteres de ese tipo.
Daban las once y media de la mañana. Roga había llegado temprano.